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- ¡¿QUÉ?! - TaeHyung sudó en frío al escuchar aquella voz. - ¿Así que eso es lo que soy, TaeHyung? - mencionó indignado - ¿Un loco? - tragó grueso - ¿Un acosador? - JungKook dió un paso más hacia adelante - ¿Un psi...
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—Tae, — Murmuró apenas logrando separarse de los mullidos labios del contrario, recibiendo solo un “Mmm” como respuesta, — ¿E-Estás seguro de esto? — Preguntó completamente nervioso, sin siquiera él mismo saber a qué se refería con “Esto”.
¿Se trataba de su cuerpo encima del hermoso castaño que se había autoproclamado su novio?
Oh, Jeon JungKook no quería ser como el típico prototipo de “macho alfa” que sólo pensaba con la cabeza que tenía entre sus piernas, pero su razón estaba de viaje por las Bahamas y no parecía querer volver.
Tal vez era culpa de su dura erección pujando contra la del Kim uno de los tantos causantes de su juicio completamente nublado, o tal vez sería la feroz batalla que sus lenguas estaban librando por ver cuál de las dos tomaría el poder. Sea como fuera, las cosas se estaban saliendo de control y no quería bajo ningún concepto forzar a TaeHyung a que hiciera algo de lo que no estaba seguro o preparado para que sucediera.
JungKook gimió al sentir como el mayor apretaba sus nalgas por encima de la ropa. ¡Dios Santo! Jeon estaba seguro que no era ningún tipo de caballero de brillante armadura, pero tampoco era un neandertal ni quería propasarse con el Kim, ¡Pero él tampoco colaboraba con su poco autocontrol! ¡Necesitaba tener claro lo que Tae sentía y marcar los límites de hasta donde estaba dispuesto a llegar! Jeon hizo un último intento de quitarse de encima del castaño, lo suficiente como para que pudieran hablar un momento, sin embargo, su novio tenía planes distintos, por lo que volvió a tirar de él, juntando sus bocas.
—Dios…— Murmuró mientras sentía los cálidos dedos del Kim colarse por debajo de sus prendas.
—Relájate Koo… — Esbozó con una sonrisa traviesa. —Sólo déjate llevar… — Su voz sonaba ronca, producto de la gran excitación que estaba sintiendo.
Sus palabras sonaban como una lujuriosa invitación a perderse en las sinuosas curvas de TaeHyung. La carne era débil, y JungKook estaba a punto de perderse en el sinfín de sentidos que proveían sus roces.
Sí TaeHyung quería fuego, ambos arderían juntos.
Animado, Jeon tomó la iniciativa de morder los belfos del mayor, contento cuando sintió un pequeño suspiro de placer escaparse de la boca contraria. Instantes luego, se alejó lo suficiente como para retirar su prenda superior que tanto les estaba molestando.
El joven de cabellos oscuros sonrió triunfante cuando notó que el sonrojo en el Kim aumentaba al ver su trabajado torso, además que su respiración se agitó al continuar bajando la mirada hacía su entrepierna.