La vida de T/n era perfecta y, como esperaba alcanzar alturas aún mayores, un chico alienígena y su hermana literalmente se estrellaron contra su vida. Luego, se subieron a la parte trasera de un taxi en una aventura con la única afirmación de que...
—Los sujeto que nos seguían, ¿eran los mismos de la carretera? —Jack les preguntó.
—Sí —respondió Sarah.
—Es vital que nos lleves a su base de operaciones —Seth dijo, acomodando la forma dormida de T/n.
Después de conducir un rato, la emoción y el agotamiento de su aventura finalmente se habían apoderado de su cuerpo. Se había quedado dormida sobre el hombro de Seth, pero él lo tomó como una oportunidad para abrazar a su amada esposa y pareja.
—¿Esperan que los lleven con quienes tratan de liquidarlos? —Jack lo miro por el espejo retrovisor como si estuviera loco—. Les voy a explicar cómo son las cosas en la tierra, a los que te quieren muerto, los evitas. Solo así... sigues con vida, ¿fuí claro?
—Nadie en este planeta va a seguir con vida si no regresamos a nuestro planeta —Seth dijo, mirándolo—. Para regresar, necesitamos nuestra nave. Los hombres que quieren matarnos se robaron nuestra nave, ¿fui claro?
Jack se giró brevemente para mirar a Seth, quien se había burlado de él.
—¿En dónde sugieres comenzar a indagar? —Sarah preguntó.
—Yo no sugiero que comiencen en ningún lado, pero si sugiero que regresemos a Las Vegas y dejarlos donde los encontré —dijo Jack antes de mirar al perro que gemía—. Y a ti.
—Es lo que creí. Los humanos no son de fiar, Sarah. En especial este humano —comenzó Seth, mirando furiosamente a jake.
—Oye, deja de hablar mal de nosotros, muchos de mis amigos son humanos precisamente —Jack dijo antes de que sus ojos aterrizaran en T/n profundamente dormida—. Y para alguien que supuestamente está atacando a los humanos, ¿no es tu pequeña novia humana?
Los ojos de Seth se suavizan ante la mención de su mate. Mirando a su amada, pasó la mano por su cabello antes de pasar la mano por su mejilla mientras permitía que su mano se deslizara por su rostro y su cuello.
—No, no del todo —murmuró para sí mismo solo siendo escuchado por su hermana, sintiendo el latido constante de su corazón muy humano, pero la estructura inhumana de sus venas fluyendo a través de su mano, lo que lo conmocionó y lo calmó al mismo tiempo.
—Y aunque quiera, no sé por dónde empezar —tartamudeó—. No sé nada sobre ovnis o extraterrestres o…
Después de repasar sus pensamientos y recuerdos, Sarah lo interrumpió en su despotricación de excusas: —¿Quién es la doctora Alex Freedman?
A su pregunta, Jack recordó a la mujer que recogió del aeropuerto al centro de convenciones ayer. Incluso le había dicho que estaría allí hoy, dando una conferencia.
—Alguien que los puede ayudar más y por si lo dudas —se volvió brevemente hacia Seth—. Ella también es humana.
──── T/n's pov ────
Habíamos estado conduciendo toda la noche, a través del desierto. Me había despertado sintiendo la comodidad de los brazos de Seth acunándome en su regazo. La sensación placentera y calmante que tuve fue demasiado increíble para moverme.
Los brazos de Seth se apretaron a mi alrededor mientras lo sentí acariciando su rostro en mi cabello. Sabiendo que estaba despierta, susurró suavemente: —Vamos a tener que consumar lo antes posible.
Pude sentir mi rostro arder de vergüenza a pesar de que sabía que Jack no podía escucharnos, era innegablemente cierto que su hermana podía, pero ese hecho era inevitable.
—Lo sé —me acurruqué lo más cerca posible de él—. Pero con nosotros huyendo de los agentes, ¿cuándo vamos a encontrar tiempo para hacerlo?
—No estoy seguro, pero tiene que ser pronto —dijo
Me aparte y lo mire preocupada. —¿Qué tan pronto?
Respiró hondo antes de mirarme con ojos dorados brillantes. —Muy pronto.
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Estaba a punto de preguntarle sobre sus ojos cuando fui interrumpido por el sonido de un gruñido desde el asiento delantero del pasajero.
—¿Sarah?—Jack preguntó sin apartar los ojos de la carretera a pesar de que había un perro enojado gruñendo desde el asiento a su lado.
—Te suplica que paremos para que pueda salir a refrescarse —respondió.
—No tenemos tiempo. Y porque no fue antes de salir de Stony Creek —Jack dijo.
—No le complace tu actitud —Sarah dijo
—¿De verdad? ¿Eso es lo que siente? Pues dile a tu amigo que recuerde bien que yo soy un hombre y él es un can —le sonrió burlonamente al perro—. Y no me rebajo a tener esta ni ninguna discusión con un can. La respuesta sigue siendo no…
Al final, termino deteniéndose.
Jack y Sarah salieron mientras observaban a Junkyard correr en la distancia.
—¡Oye! ¡No te alejes demasiado y date prisa! —Jack llamó.
Seth tiró de mí hacia sus brazos esperando abrazarme.
—Sé que tienes miedo—Seth dijo
—Ahora tú también eres un lector de mentes—bromeé sin mucho entusiasmo mientras felizmente me acurrucaba de nuevo en mi lugar.
—No, eres mi compañera y esposa. Se supone que debo saber estas cosas —una sensación placentera se plantó en mi estomágo mientras besaba mi frente—. Sé que la idea de nuestra consumación te asusta a pesar de que estuviste de acuerdo.
Suspiré sabiendo que tenía razón. Lo miré a los ojos mientras pasaba mis dedos por su cabello sorprendentemente suave.
—Solo porque tengo miedo, no significa que no quiero hacerlo. Habría estado agradecida de haber esperado más tiempo para hacer esto, pero… —puse mi frente en la suya, viendo como sus ojos brillaban ligeramente dorados—. No puedo ignorar los intensos sentimientos que tengo por ti. Me encanta y no quiero que termine.
—¿Aunque eres consciente de lo que sucederá? —lentamente se inclinó permitiendo que su labio rozara suavemente el mío mientras su mano acariciaba mi estómago plano—. También hay que pensar en ellos.
—Especialmente ellos y aunque estoy asustada y huyendo por nuestras vidas tanto de humanos como de extraterrestres —me eché hacia atrás de mala gana, colocando mis dos manos sobre las suyas—. No sé por qué, pero estoy un poco contenta de estar haciendo esto contigo.
—Saldremos de aquí y volveremos a casa —Seth declaró seriamente mientras sus brillantes ojos dorados se encendían como si fueran llamas furiosas—. Los protegeré a ambos.
Me reí, acurrucándome de nuevo en su pecho,
—Estoy seguro de que tus brillantes ojos dorados asustaran a cualquiera.
