Kagura de 19 años recién cumplidos trabaja aún como parte de la Yorozuya. Gracias al esfuerzo de todos pudieron recuperar esos días tranquilos junto a sus preciados amigos luego de derrotar a Utsuro. Ahora vive con Otae, Todo marcha normal, su vida...
Luego de un merecido descanso, una recién despierta Kagura salía de la habitación mientras bostezaba perezosa. Se había despertado con mucha hambre y sólo rogaba que Shinpachi ya hubiera preparado el desayuno.
Al llegar a la sala, no pudo evitar reírse al encontrar a Otae y Kondo tirados en el suelo. Parecía como si tenían días de juerga, tendrían una gran resaca ese día. Al poco tiempo, Otae se levantó cuidándose de no tropezar, con el fin de comenzar sus labores diarias.
Kagura tomó su camino al baño para asearse, mientras el resto de los presentes iniciaban el día. Otae se sentía enferma por la noche anterior, aunque eso no empañaba su felicidad.
- Buen día Isao-kun, Kagura-chan. Ya estoy preparando su desayuno. Espero tengan mucho apetito.
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Unos horrorizados Kondo y Kagura tomaban asiento en la mesa, mientras se miraban angustiados. Tan sólo de pensar en la materia oscura que cocinaba Otae, provocaba el miedo en Kagura y unas enormes náuseas en el enfermo Kondo.
- ¡Aneue! Eh ¿qué haces? No te preocupes. Hoy me toca cocinar, toma asiento. Debes estar cansada. - Dijo Shinpachi, mientras se apresuraba hacia la cocina.
- ¿Qué? Bueno, sólo estoy un poco cansada. La resaca no me molesta tanto, ya estoy acostumbrada.- Hablaba Otae, mientras era sacada 'sutilmente' por su hermano de la cocina.
- (¡Niiii-chaaaaannn! eres nuestro Salvador).. Se dijeron a sí mismos en sus pensamientos, unos aliviados Kagura y Kondo.
- Ne, Kagura-chan. - Comentó Shinpachi. - En unos días será tu cumpleaños ¿has pensado qué te gustaría de regalo?
- No lo se. Lo que quieras por mí está bien, patsuan.
- ¡Si es cierto! Kagura-chan, pronto cumplirás 19 años. Ya eres toda una adulta. Qué rápido pasa el tiempo.- Agregó Otae con nostalgia.
- Eso amerita una gran fiesta. ¿Qué opinas Isao-kun?
- Pues, claro que sí. Hay que tener una gran fiesta. Yo te ayudo en lo que necesites Otae. - Respondió el Gorila.
- ¿De verdad? ¡Sí, hagamos una gran fiesta! Déjamelo a mi Kagura-chan. ¿Qué opinas si hacemos una fiesta para las dos? Organizaré algo muy especial, ya que ahora tenemos dos motivos importantes para celebrar.
- Por mí está bien, anego. - Dijo Kagura, mientras tomaba de su té.
- Aun no puedo creer queIsao kun y yo nos casaremos. Es increíble pensar que anoche nos comprometimos.
Otae alzó su mano, mientras admiraba el nuevo anillo en su dedo.
- Anego, una vez más ¡Felicidades!. Espero de verdad que sean muy felices... y tú, Gorila. Más te vale que seas un buen esposo. Si no, te cortaré las pelotas. - Exclamó Kagura.
