Kagura de 19 años recién cumplidos trabaja aún como parte de la Yorozuya. Gracias al esfuerzo de todos pudieron recuperar esos días tranquilos junto a sus preciados amigos luego de derrotar a Utsuro. Ahora vive con Otae, Todo marcha normal, su vida...
Faltaba poco más de una hora para que el crepúsculo se robara una vez más los cálidos rayos del sol, mientras la 'reina de Kabuki-cho' caminaba por el recinto del que sería su nuevo lugar de trabajo y casa por las próximas semanas.
La hermosa Yato llevaba puesto el uniforme que usaría durante su estadía en el cuartel, el cual le había entregado Kondo hace un rato. Una hora antes fue llevada a la que sería su habitación por los próximos días y luego de instalada, procedió a tomar un rápido baño.
Se vistió con su nuevo conjunto negro, con detalles dorados en los bordes de la parte superior y debajo de ésta, una entallada camisa blanca de diseño simple. También se le había entregado un par de lustrosas botas, y en lugar de una katana sujeta a su cinturón, llevaba como arma en su mano su confiable y enorme parasol.
Al ser la única chica presente, se le había concedido algunos beneficios especiales. El principal de ellos era tener su habitación propia, ya que por obvias razones no compartiría las habitaciones con el resto de policías; las cuales eran ocupadas por 20 hombres cada una. Otro punto a su favor era que su habitación contaba con baño propio. Gracias a Dios no tenía que arriesgarse a usar el baño compartido, que de seguro estaba asqueroso siempre, además de evitar miradas indeseadas.
Una vez que Kagura se arregló por completo, decidió dar una pequeña caminata por las instalaciones para familiarizarse un poco más con el lugar. En un momento llegó a uno de los pasillos exteriores. A lo largo de él, a su mano izquierda, se encontraban varias puertas corredizas.
(Quizás son habitaciones u oficinas). Pensó.
Caminaba lentamente disfrutando del buen ambiente. A sus oídos llegaban las voces de algunos hombres, mientras se enfrentaban con sus bokken en uno de los patios, como parte de su rutina diaria de entrenamiento. De repente, una inesperada voz la sacó de sus pensamientos con molestia.
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- Oi, China, ¿A quién buscas? - preguntó Sougo, mientras hacía sonar un plop! Con su goma de mascar.
- A nadie en particular, sádico. Sólo estoy dando una vuelta, conociendo el lugar. Piérdete.
- Oi, más respeto. Recuerda que soy de mayor rango que tú. Además, trabajaremos juntos. Espero que acates bien mis ordenes.
- ¡Ja!. Baka, jamás obedecería una orden tuya. No estoy aquí como uno más de tu escuadrón.
- Eso crees, ¿eh? Tendrás que acostumbrarte pronto.
- Sí, sigue soñando estúpido. ¿Qué no tienes nada que hacer? Para ser alguien de rango 'mayor' que yo, estás muy desocupado.
- No. Ya terminé por hoy. Ah no, es cierto. Me falta hacer algo importante.
- ¿Qué cosa?
- Molestar a HijiBaka.
- Eso suena divertido. - Dijo Kagura riendo brevemente . - Cuando me aburra, también lo haré. Nos vemos, Baka.
