Sol, pollitos y abejas

1.9K 235 59
                                    

Decir que antes vivía en un orden perfecto sería mentir, aunque toda su vida era plana, repetitiva pero sobretodo calmada. Ahora tenía en su casa un niño de siete años que se despertaba con tantas energías como si en su espalda tuviera pilas recargables, ese niño que correteaba por todo el patio, se ensuciaba de fango y cantaba canciones en un inglés bastante revolucionario. Claro que sólo bastaron meses para que su corazón dijera que ese polluelo era suyo, era su hijo y él era su padre, y esperaba serlo siempre, incluso si mañana ya no podría estar con el peliplata quería seguir siendo parte de la vida del pequeño rubio, ¿Así es como se sienten los padres cuando ven por primera vez a sus hijos? Porque podría jurar que sentía un amor puro por Naruto.

Aunque a la ecuación entraba un Kakashi muy molesto y que maldecía su nombre cada que su cabeza terminaba en el escusado. Ambos saben que un nuevo bebé fue muy rápido para la relación de unos cuantos meses que tenían, lo admiten fueron unos descuidados. Pero eso no quita que los tres estén sumamente felices, porque claro Naruto no cabía en si con tanta alegría de ser el hermano mayor.

Para Obito todo este nuevo caos y este desastre, era lo mejor que había tenido en su vida. El orden se tornó aburrido, pero ahora era suplantado por risas al llegar del trabajo, un hijo nuevo y en unos años quizás un esposo.

La vida si quedaba giros.

En un sofá beige se encontraba el pequeño rubio observando las caricaturas un domingo en la mañana, su vaso de chocomilk se econtraba en sus piernas ya vacío, y apenas y pestañaba mientras veía coraje el perro cobarde.

—Naruto ¿Podemos hablar un segundo?

El pequeño desvió su mirada de la tele, observando a Obito en un sofá extremo al suyo. Naruto sólo asintió, dejando su vasito verde en una mesita de cristal y yendo al lado del pelinegro.

—¿Me vas a llevar a esa cosa del anexo que dijo el señor Itachi? —llevó uno de sus deditos a su labio.

Obito fruncio el ceño.

—¿Que? ¡No! Niño tonto —dio un pequeño golpecito en su nariz. —Quería hablar de ti y de mi

Naruto se encontró confundido, ¿Hablar de él y Obito?

—Quiero que si tú quieres claro —estaba tan nervioso que sus manos estaban sudando. —Agh ¡Puedes llamarme papá si quieres!

Por primera vez el pequeño Naruto no tenía ninguna expresión en su rostro, para Obito aquello fue preocupante. El no quería que Naruto se sintiera mal por su estúpida propuesta.

Un sollozo hizo que su corazón se encogiera, el rubio había comenzado a llorar.

—Pollito no, no llores —lo atrajo hasta su pecho en dónde lo abrazo con suavidad. —Lo siento, no quiero forzarte a nada

Naruto correspondió gustoso el abrazo, aferrándose al azabache.

—Son lágrimas de felicidad, papá

¿Es posible que todo tu mundo se detenga sólo por una palabra? Estaba estoico, sentía que podía volar y sobrepasar la capa de ozono. Él ya se sentía como el padre de Naruto, pero escucharlo llamarlo papá era una sensación que no sabía explicar.

Una felicidad que no estaba dispuesto a regalar.

Kakashi sonrió desde el marco de la puerta en dónde estuvo observando toda la escena. Con pasos lentos se alejó de allí caminando hasta su nueva pieza. Su corazón de mamá gallina protegiendo a su pollito estaba sumamente contento, porque la persona que logré amar a su hijo es digna de amarlo a el. Porque siempre pero siempre su pequeño bebé estará por encima de todo y todos.

Con suavidad acarició su vientre de tres meses, también este nuevo bebé tendría todo su amor, y esperaba por todos los cielos no tener que salir con un recién nacido y un niño de ocho años a casa de su padre de nuevo.

Eso sería sumamente humillante.

—Mamá

El peliplata giro su cabeza, escuchando los pasos apresurados que se dirigían a su habitación.

—¡Mamá!

Naruto se arrojó al cuerpo de Kakashi, la emoción que desprendía era palpable.

—¿Que sucede abejita? — acarició el cabellito de su frente.

—¡Obito dijo que podía llamarlo papá! — grito entusiasmado — Mamá estoy tan, tan feliz —se movió de un lado a otro.

Fue imposible para Kakashi no llorar y abrazar a su hijo. Fueron años y años en los que se sintió culpable de pensar que le estaba privando a su hijo un padre, y ahora ver su carita tan feliz y emocionada sólo hacia que su corazón latiera tranquilo.

Ay no todo es tan soft que muero, sólo falta un cap para terminar la historia aaaaah

Ay no todo es tan soft que muero, sólo falta un cap para terminar la historia aaaaah

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Naruto al cuidado de Kakashi |Obikaka|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora