El peliplata abrió sus ojos observando su reloj de mesa, ya casi serían las diez y eso era malo, se suponía que saldría temprano con Obito. Despabilado se levantó del colchón corriendo hasta el baño, dándose una rápida ducha. Maldijo unas doscientas veces mientras intentaba colocar su ropa, odiaba hacer esperar a la gente.
Vaya ironía.
Al salir a la sala pudo encontrar a su hijo y a Obito manteniendo una plática amena.
Traidores...
—Buenos días mami —Naruto corrió hasta Kakashi, abrazando sus piernas. —Realmente eres mi mamá más bonita.
Kakashi torció sus ojos.
—La única que tienes, ingrato —acarició con suavidad los dorados cabellos de su hijo.
Obito sonrió agridulce, extrañaría tanto esto.
Los tres salieron del departamento, con Naruto corriendo hasta la puerta de Shikamaru.
—Le dije a Naruto que invitará a su novio — dejó escapar un bostezo.
Kakashi le sonrió a Yoshino, observando como su hijo tomaba al joven Nara de la mano enfrente de la madre de este.
Pero que descarado y gentil había salido su criatura.
Todos se encaminaron hasta el auto, pero era extraño, el ambiente se sentía horriblemente tenso, tal vez los niños no lo notaban, pero para los adultos era algo catastróficamente asfixiante.
A punto de perder algo que nunca fue tuyo, ¿Estás listo?
El auto de Obito se detuvo en un restaurante colorido y de aspecto familiar, esto para los infantes se sentía como una cita digna de unos novios a punto de casarse. Para Kakashi y Obito un respiro prolongado.
—Kakashi-kun —el pequeño Nara exclamó. —Creo que ya estoy listo para hacerme cargo de Naruto —sus ojitos tenues brillaron.
Kakashi se atragantó con su panqueque, bebiendo de su té con rapidez. Con mala gana observó a Obito quién se reía imperceptiblemente.
—Explícame a que te refieres — carraspeo.
El pequeño Nara tomó un cuchillo de mesa y un tenedor, empezando a rebanar sus panqueques de chocolate.
—Ya aprendí mucho de mi mamá, y ella cuida muy bien a mi papá —llevó un trozo de comida a su boca, comiendo relativamente normal, a excepción de Naruto que parecía un animal salvaje.
Kakashi intentaba entender como un niño de siete años podía decirle tales cosas.
—¿Y como se supone que cuidarias a Naruto? — enarcó una de sus cejas. —¿De que trabajarías?
El pequeño Nara tomó un sorbo de su té, dejando con sumo cuidado la taza sobre la mesa.
—Lo haría Naruto, trabajar es tedioso y aburrido, yo me quedaría a ver televisión —levantó sus hombros.
El peliplata tragó saliva, este niño era muy inteligente, ¡Hasta más inteligente que Naruto! Tenía toda su vida planeada mientras su hijo solo se devoraba su panque sin siquiera usar un tenedor.
Tan parecido a Minato.
Masajeó el puente de su nariz, la tensión entre él y Obito no desaparecía, apenas y se habían hablado, no entendía que pasaba, ayer en la tarde todo era tan perfecto, tan mágico, hoy todo era tan catastrófico
Tan unilateral
¿Acaso había hecho algo mal? Tenía miedo de preguntar, pero tenía más miedo a escuchar la respuesta.
Pequeños detalles de una mente insegura.
Un campo de mariposas, ese era el lugar especial del cual Obito habló todo el camino. Algo tan frágil y fantástico de apreciar.
Una mujer alta y rubia se acercó hasta ellos, pero se dirigió a los niños.
—¿Quieren ver el nacimiento de varias mariposas? — una sonrisa sincera relucio en su rostro.
Ambos niños chillaron de felicidad respondiendo que si y caminando a la pal de la chica.
Obito suspiró, recostandose de un barandal, dejando que la brisa fresca golpeará su rostro con sutileza, ¿Por qué todo esto era tan tedioso?
—Kakashi —ese nombre danzo de forma dulce en su boca.
El peliplata tragó saliva, acercándose a Obito, copiando la forma en que su cuerpo estaba acomodado.
—¿Si? —su voz se escuchó gangosa.
Obito mantuvo sus labios pegados, haciendo arder a kakashi en duda.
—Mis padres echaron a Rin de la casa —hizo una pausa. —Ella seguía mintiendole a mi madre sobre nuestra relación, así que les conté todo sobre ella —volteó su rostro hacia un costado, observando directamente los ojos grises. —Supongo que llegamos hasta aquí, respeto tu decisión de no volvernos a hablar.
Favorite crime no sería suficiente, necesitaba a Olivia Rodrigo gritándole en la cara.
—Di algo —observó al peliplata con ojos suplicantes.
—No se que decir.
El silencio se volvió insoportable, ¿Dónde estaban sus bromas? ¿Sus risas? ¿Esto moría de está forma tan ruin?
—Creo que los niños y yo deberíamos irnos —apretó sus manos, esto en cualquier momento pasaría y lo sabía, pero no estaba listo, no podía y no quería dejar a Obito.
Obito negó.
—Pasemos tranquilos nuestro último día juntos —rogó.
—No, simplemente no me pidas algo así —le dio la espalda a Obito, juraría que acababa de tragarse un sollozo.
—Al menos permíteme llevarlos a casa —se acercó hasta Kakashi, posando su mano en su hombro.
El peliplata se alejó, sintiendo el inminente sangrado de su corazón.
—Tomaremos un taxi —su voz se quebró, dejando allí a Obito.
Todo hacía eco en su desahuciado corazón.
K dramáticos, los amo
ESTÁS LEYENDO
Naruto al cuidado de Kakashi |Obikaka|
Fanfic¿Quién diría que casi ser atropellado lo llevaría a vivir el mejor momento de su vida?