POR ALGO TE CONOCÍ

CAPITULO 18

HARRY

La luz de la habitación se posa en mi rostro, siento algo pesado en mi cuerpo, paso mis muñecas por mis ojos tratando de quitarme el sueño, cuando estoy totalmente despierto noto que Margot esta enrollada mi cuerpo, su pelo negro tapa partes de su cara, es tan hermosa, sé que fue muy difícil para ella soltar todo lo que me dijo, pero más difícil fue dejarme ir, y si estuviera en su lugar abría echo lo mismo para protegerla. Trato de salir sin despertarla, corro su pierna, pero la tentación me invade la he extrañado tanto en cuerpo y alma. Verle ese trasero tan perfecto ahí me pone muy cachondo, la camisa que le presté para que se cambiará después de la larga charla le quedo perfecta, hace notar sus muslos tan lisos y bronceados, su ropa interior es de encaje sus bragas son tan pequeñas que casi puedo ver todo desde este ángulo. Trato de salir lo más rápido posible porque de solo pensar en cómo le haría el amor siento que voy a explotar. Anoche no pasó nada más que abrazos quería que se sintiera protegida y jamás la obligaría hacer nada que no quiera hacer, así la estuviera deseando con toda mi alma, pero puedo esperar a que ambos estemos listos. Margot está pasando por un momento difícil y lo que menos necesita es que yo parezca un desesperado.

Me levanto de cama, mis pies descalzos tocan el frío suelo y siento una sensación de paz que hace mucho no sentía, canino hacia el ventanal, cierro un poco la cortina para que la luz no la despierte cómo hizo conmigo.

Me dirijo al cuarto sin separar mis ojos de Margot, que sigue dormida sin moverse un centímetro. Lavo mis dientes y me hecho un poco de agua en el rostro para que mis ojeras desaparezcan, me miro al espero y veo que mis ojos están un poco rojos y recuerdo que anoche después de que Maggie cayera en un sueño profundo salí al antejardín y lloré un rato, no podía creer todo lo que mi madre había hecho, pero me dolió más por todo lo que ha tenido que pasar Margot y su madre.

Paso mi mano por mi cabello y me doy cuenta que necesito un corte urgente, pero en estos momentos lo más importante es hablar con mi madre, me va a tener que explicar toda esta mierda.

Salgo del cuarto de baño y me dirijo a la cocina, quiero prepararle algo a Margot para cuando despierte, no sé cuándo fue la última vez que comió.

Preparo unos huevos revueltos acompañados de tostados, le saco sumo a unas naranjas muy maduras y pongo a funcionar la cafetera, pico frutas en un bol y acomodo todo en una bandeja. Estoy a punto de cargar el desayuno para llevárselo a la cama, pero la escucho detrás de mí.

-Buenos días. Su voz tímida me hace dar vuelta y ahí está parada con sus piernas notables, se ha recogido su largo cabello como una cebollita, me causa gracia  sonrío.

-Buenos días Maggie, digo acercándome a ella y dedicándole un beso en la mejilla. Sus mejillas se sonrojan y me siento como un niño de preparatoria. -Como dormiste hermosa, le pregunto ya que esta callada y muy roja.

- Bien creo, dice un poco confundida acomodándose la camisa.

- Ven te preparé el desayuno, la tomó del brazo y la acerco a la isla de la cocina donde está el desayuno.

Una carcajada me saca del nerviosismo y comienzo a reír a la par de Margot.

- ¿Qué querías hacer? Margot pregunta entre risas y apuntando el plato del desayuno que parece una mascara de terror y no una cara sonriente como pretendía que debía quedar. Su risa me da tanta paz y no sabe cuánto extrañaba eso.

-Se suponía que era una cara sonriente, digo rascando mi cabeza en forma de vergüenza. Margot voltea quedando frente a mí, sus ojos negros se ven brillantes y sus labios rosados muy carnosos posa sus brazos alrededor de mi cuello y se empina un poco para quedar a mi altura.