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Lee Dongmin siempre se le caracterizó por ser un hijo ejemplar, no solo porque era muy inteligente, correcto y educado, sus notas en la escuela eran las mejores y que a pesar de su corta edad, su capacidad para manejar una computadora eran excepcionales.

Lo que más lo caracterizaba era su increíble nobleza. Cualquier padre estaría satisfecho y orgulloso con un pequeño así.

Y lo normal en la vida de Dongmin sería que a sus cortos 11 años estuviera en la escuela, con sus amigos, disfrutando de un hogar lleno de amor y de comprensión.

Pero... No es así. No en la familia de Dongmin.

No es normal cuando ves a tú padre golpear diariamente a tu madre, y que ella, en lugar de hacer algo al respecto, solo te recuerda de manera perpetua y continua que tú inútil existencia no vale la pena.
No cuando ves a tú pequeño hermano esconderse debajo de su cama cada vez que ve a tu padre cruzar la puerta. No, nada de eso era normal.

Y, para variar, justo en este momento, era media noche, y Dongmin y Donghwi, su hermano, estaban dentro de un armario escondidos... Escuchando los gritos de sus padres mientras discutían.

El pequeño niño intentaba abrazar a su hermanito, mientras le tapaba sus oídos, jurandole que todo está bien, que papá y mamá solo veían la tele.

Para este punto, el azabache podria jurar que su madre ya estaría en el suelo, inconsciente y con hematomas por todo el rostro.

—Mañana... —Susurró.

Mañana todo será mejor. Mañana va ser diferente.

Se repetirá el niño una y otra vez, antes de quedarse profundamente dormido en ese incómodo lugar.

Y cuánta razón tenía... Apartir de ahí, todo sería diferente.







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Dongmin se despertó un tanto sobresaltado, aun se encontraba en el armario con su hermano.

—Donghwi... —le susurro— Despierta. Hay que ir a la escuela.

—Dongmin... Otro ratito más —se quejó el más pequeño sin abrir sus ojitos.

A cómo pudo, el niño ayudó a levantar a su hermano y lo llevo a la cama, una vez que lo recostó, observó por un momento el reloj que estaba en su escritorio.

Que raro

—Son las 7:00 AM de la mañana... ¿Por qué mamá no nos ha despertado? —murmuro.

Después de arropar a su hermano, salió de su  habitación hacia la cocina.
Al entrar, divisó a su madre echándole alcohol a su café.

—Mamá... ¿Que haces? —pregunto con algo de temor.

—¡¿Y tú por qué no estás durmiendo?! —su tono de voz era hostil, nada nuevo para el infante.

—Ya es tarde... Donghwi y yo vamos a la escuela.

—No. Hoy no hay clases. —se tomo el café de un sorbo.

—Pero mamá... El profesor no dijo nada.

—¿¡Acaso también estás sordo!? —golpeo su mano sobre la mesa— ¡Dije que no irán a la escuela! Ahora... ¡Lárgate de aquí! No te quiero ver.

El niño agachó la cabeza... Realmente le tenía miedo a su madre. Así que sin mirarla a los ojos, salió de la cocina, pero cuando estuvo a punto de subir a su habitación, su madre lo llamo.

The Long Ballad: Love, live, Kill // Binwoo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora