Todos los días me visita sin falta, sobre todo le gusta venir por la noche a tomarse un gin tonic, es como aquella persona que todos conocemos que está, aún sin importar si le agradamos o no.
Cuando termina de mojarse los labios, empieza a contarme su vida, sin que yo le pregunte...claro. Se desahoga con sus miedos, traumas pasados y futuros, vivencias sin ser todavía experimentadas, dándoles un millón y más de vueltas.
Ahora, ¿sabes quién es? Echa un vistazo al espejo y lo adivinarás.