11. Te estás enamorando, Jimin

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—Supuse que querías saberlo —entró TaeHyung a su oficina—. Está el señor Min en el estudio grabando por fin el comercial del jabón para alfas.

—Sí, ya lo sabía.

Park Jimin tenía un día demasiado ocupado, estresante. Los trámites para poder exportar la crema para mujeres no se agilizaban, ya que, según los organismos de China, había ciertas inconsistencias en sus productos.

Sabía que Min Yoongi estaba grabando el comercial en el edificio de Hana Cosmetics, debido a que por la mañana le había mandado un mensaje de texto. 

Sin embargo, él tenía que estar allí, organizando papeles, haciendo llamadas y videoconferencias para tratar con los inversionistas chinos.

—Qué raro —murmuró TaeHyung al sentarse frente a él—. Pensé que correrías a encerrarte con él cuando te lo dijera.

Aquello provocó que Jimin dejara los papeles que había estado leyendo, para mirar a su secretario, no pudiendo evitar sentir calor en sus mejillas por la vergüenza.

—No es verdad.

—Lo es —dijo su mejor amigo—. Toda la empresa lo sabe.

—Qué mierda. ¿Cómo pasó?

—Bueno, no fueron disimulados, Jimin. Y sabes que los chismes corren aquí. Más si es sobre el vicepresidente.

Jimin colocó sus codos en su escritorio y reposó su cabeza entre sus manos. Genial, más estrés.

—Eso significa que lo sabe también NamJoon.

—Quizá —dijo TaeHyung.

—Y SeokJin.

—Naturalmente, viven juntos.

Quería y no quería saber lo que se decía ahora, una nueva canción cizañosa murmurada entre los pasillos sobre el vicepresidente. 

—Con mayor razón no debo bajar.

—Yo opino lo contrario —refutó TaeHyung cruzando sus piernas—. Deberías ir y demostrar que te vale un carajo.

Jimin levantó su rostro para mirarlo con su entrecejo fruncido.

—Pensé que no te agradaba.

—No me agrada —concordó—. Y quizá jamás lo hará, pero eso no evita que quiera que te respeten. Eres el jodido jefe, Minie, recuérdalo.

Su mejor amigo tenía razón, no les debía ni una sola explicación. Sí, estaba consciente de lo que pasó ese día estuvo mal, no fue correcto, pero ya estaba acostumbrado a que hablaran de él, ¿qué era una cosa más? Además, esa sí era verídica. 

—Tengo trabajo de todos modos.

Pese a eso, se negó. No queriéndolo. Porque antes de ser una persona con un interés romántico, era un adicto al trabajo.

—Como quieras —se alzó de hombros y se levantó de la silla—. Aunque deberías de ver al modelo que trajo. Es... interesante.

No debía, no debía, no debía.

Y, de todos modos, la maldita punzada de celos apareció. La identificó porque, aunque jamás había sentido celos de alguien, era una sensación asquerosa en la boca del estómago.

—¿A qué te refieres con interesante?

Eso hizo que su secretario detuviera su andar cuando estaba a nada de hacer girar la perilla de la puerta.

—No lo sé. Deberías verlo.

Park Jimin se consideraba alguien moderado, una persona que sólo actuaba o hablaba cuando la situación lo ameritaba. Pero, joder, ¿cómo iba a quedarse con esa sensación en su estómago?

Sin destino [YoonMin] ~Omegaverse~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora