Extra TK: Endulzar tu vida

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—¿Por qué tardaste tanto?

Kim TaeHyung había corrido con extremada rapidez hasta la habitación de los juegos, puesto que Jeon JungKook había exigido su presencia sin dejarle hablar por teléfono con Jimin. Sus piernas se tambaleaban desde su lugar sujetas de la planta de los pies, los dedos le hormigueaban y su sexo dolía. La temperatura de su piel era alta, lo sabía, más que nada porque la sentía arder. El olor del azúcar era tan fuerte, que sentía que se impregnaba en su dermis hasta cubrir el cacao que antes fue.

Jamás imaginó que él podría tener un olor, un celo, un lobo. Su mejor amigo le había contado sobre eso. Había sido maravilloso imaginarse a él en su situación, pero luego volvía a la realidad y le dolía. En ese momento, viviendo en primera persona todo lo que Jimin le contó, era... asombroso.

Ahora entendía por qué un lobo pierde la cabeza por la acción del sexo, por el olor de una persona que denota excitación por ti. Y, joder, la Luna no debió privarlo de todo eso.

—Tenía que avisar mi falta en el trabajo.

Jeon JungKook estaba frente a él, de espaldas, mientras TaeHyung se agarraba del marco de la puerta. El omega giró sólo el rostro para que él pudiese admirar su perfil.

—Ven aquí —le ordenó.

TaeHyung obedeció, tratando de controlar el deseo que provenía del lugar más primitivo de su cuerpo, de su alma. Sus pies sentían volar por acatar con rapidez la orden.

—Al suelo.

Colocó sus rodillas sobre la alfombra, justo al costado de las piernas del omega, y sentó su trasero sobre la planta de sus pies. Llevó sus manos a sus rodillas e inclinó la cabeza al suelo, tal como le había enseñado JungKook la noche pasada, luego del enlace temporal.

—Buen chico —tomó su barbilla e hizo que levantara el rostro. Lo miró. Lo único que llevaba puesto Jeon JungKook, eran unos guantes de cuero negros—. Chupa.

TaeHyung abrió la boca y se le fue introducido una bola con sabor metálico, y eso hizo. Chupó hasta que JungKook tiró de la cuerda que la sujetaba y se giró para darle la espalda. TaeHyung llevó la bola, aun en su boca, hasta la entrada con aroma dulzón, mientras el omega la mantenía abierta con ayuda de sus dedos y doblaba ligeramente la espalda. Aquella pequeña esfera logró adentrarse sin ninguna dificultad debido al lubricante natural pero, aun así, siguió empujándola con la lengua cuando una de las manos de JungKook lo tomó de la cabeza para acercarlo más.

No sólo su nariz seguía llenándose de aquel aroma del cual, sentía, se iba volviendo adicto, sino también su lengua, hasta que el azúcar reemplazó por completo el sabor metálico.

—Suficiente.

—Sí, señor.

TaeHyung volvió a sentarse como debía, como se le había enseñado, para observar cómo JungKook tiraba de una cuerda para anudarla alrededor de su pecho y tórax. El omega se tomó su tiempo en formar los nudos sobre su cuerpo, de vez en cuando tentaba la piel expuesta pero, debido al cuero del guante, Kim TaeHyung no podía sentirlo como quería. Aun así, no evitaba que percibiera cómo las venas de su erección tortuosa se endurecían.

Al terminar, JungKook colocó la planta de su pie derecho en su pecho y empujó con ésta hasta que quedó recostado, alzó sus manos unidas para que el omega terminara de atarlo.

—¿Cuál es la palabra de seguridad?

—Chocolate.

JungKook se sentó sobre su estómago, rozando de vez en cuando su trasero en aquella bomba de tiempo que, aunque no le molestaba demasiado esperar en atenderla, estaba doliendo como el demonio. El omega estiró sus manos hasta la vela que había preparado a su costado y la llevó sobre su pecho a una distancia considerable.

Sin destino [YoonMin] ~Omegaverse~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora