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Estaba demasiado nervioso, y no lo sabía sólo por la forma en la que movía los dedos de sus manos mientras golpeteaba sus muslos, sino también por su olor. El aroma a café inundaba todo el autobús, estaba seguro.

Odiaba ser un alfa dominante, todo el mundo podía oler su estado de ánimo, aunque tratara de ocultarlo. No podía usar inhibidores porque eran como las vitaminas en pastilla, no funcionaban.

Cuando era joven y tuvo su primer celo, su condición le causó la peor experiencia de su vida. Le había pasado en la preparatoria, mientras jugaba baloncesto. Tenía apenas quince años y jugaba con sus compañeros, el sudor le salía de lugares inexplicables y pensó que era por el cansancio del juego, hasta que el dolor en el vientre lo hizo retorcerse.

Amigo, es tu celo —le había dicho su mejor amigo, cubriendo su nariz en desagrado.

Hoseok, sácame de aquí —le pidió.

Su mejor amigo lo llevó hasta el baño de hombres y comenzó a llamar a sus padres. Yoongi se quedó allí, retorciéndose en el piso del baño. Intentó levantarse y echarse agua en la cara, su cuerpo lo sentía humear debido a lo caliente que estaba, no aguantaba la sensación asfixiante.

Su madre le había dicho cómo eran los celos, pero los doctores le habían advertido que sería un lobo dominante, debido a su abuelo. «Herencia», le dijeron los hombres. Eso significaba que los dolores aumentarían en un gran porcentaje, todo era más intenso al ser «dominante».

Hueles demasiado bien —le dijo un chico que había entrado al baño ese día.

Yoongi se asustó, pero luego recordó que los lobos no podían atacarlo a menos que fuera su destinado. Sólo los destinados podían sentir atracción sexual al grado exagerado, lo que no contaba —y no supo hasta después— era que él, por ser dominante, atraería a cualquier omega cuando sus feromonas fueran más intensas, como en los celos o en emociones de excitación.

El chico se acercó hasta él y rozó con sus dedos su brazo, haciendo que sus poros se erizaran a su paso. Yoongi estaba indefenso en ese momento, y casi era atacado si no fuese por su mejor amigo que entró a su rescate.

Qué burla, un alfa siendo atacado. Eso le dijeron después. ¡Y un dominante, además!

Se sintió avergonzado, por eso odiaba ser dominante. No quería culpar a los omegas, era simplemente su olor maldito intensificado.

—¿Ya casi llegas? —dijo la otra voz a través de la llamada—. Me costó mucho conseguirte este trabajo, Yoongi. Hana Cosmetics no es ninguna broma.

—Lo sé, lo sé, Hoseok. No te decepcionaré.

—Eso lo sé, tonto.

Yoongi escuchó a su mejor amigo suspirar. Llegó a su bajada, así que tomó su portafolio y se levantó, tocó el timbre y bajó del autobús.

—TaeHyung me dijo que su jefe era muy estricto, pero muy bueno en su trabajo. No por algo es el vicepresidente de la empresa más grande de cosméticos del país aún siendo joven. Sólo ve y habla con confianza. No importa la pendejada que digas, si lo dices con confianza...

—Lo creerán, ya lo sé —lo interrumpió—. Ya llegué, te marco cuando esto termine.

—Más te vale. Busca a Kim TaeHyung, él te ayudará. —Y colgó.

El edificio de Hana Cosmetics era enorme, desde la entrada, Yoongi tenía que doblar su cuello totalmente para echar su cabeza hacia atrás y mirar la altura de esa gigantesca construcción. ¿Tendría quizá unos diez pisos?

Observó la entrada, que era custodiada por un policía. Allí entraron de nuevo los nervios. Miró su traje: negro y sin una arruga. Se olió: sin sudor, aunque el olor a café era potente. Creía que estaba presentable, así que sonrió.

Sin destino [YoonMin] ~Omegaverse~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora