MIA.-Te voy a contar lo que me pasa, pero tenés que prometer que no le durará a NADIE.-Hablé con la voz entrecortada y Marizza solo asintió mientras acariciaba mi cabeza.
Tenía que hablarlo con alguien. Tenía pensado contárselo a Sonia, pero no pude. Y después de mi plática con Marizza en el avión, me hacía sentir que podía contarle esto. Tal vez ella podría ayudarme a dejar de sentir este miedo. Se que ella pasó algo parecido con Pablo y eso me daba rabia, pero Marizza la llevaba tan bien como siempre.
-Tuve un sueño.-Susurre.- En el, Manuel abusaba de mí. Se sintió tan real, Marizza. Tan real que me da miedo tenerlo cerca.-Solloce.- El lo había hecho antes, pero no lo logro gracias a vos. Pero si vos no hubieras llegado...
Me puse de pie y la miré. Parecía estar pensando en algo, pero no decía nada. Así que continúe.
-¿Como podés decir que amas a alguien y después hacer algo en contra de su voluntad? Marizza, yo le lloré, le supliqué que se detuviera y él simplemente me ignoró. Estaba dispuesto a violarme solo porque yo no me sentía lista para tener sexo con él. Creí que lo había superado pero...
-Es obvio que aún no lo superas Mia, y eso es comprensible.-Me interrumpió.- Lo que hizo Manuel es una mierda, y vos te quedaste con ese trauma. Y no lo superarás mientras no lo hables con él, si es que aún queres seguir con su relación.
-¿Vos lo hablaste con Pablo?.-Ella asintió. Yo lo sabía, Marizza era una mina muy bardera y valiente. Si tiene algo que decir lo dice, ¿pero yo? Yo no podía.- ¿Como se lo dijiste? ¿Cómo reaccionó?
-No sé. Mia, a mi me pasó algo similar, al principio que creí que lo había superado, solo seguí con mi vida y no le di importancia. Pero llega un momento en el que esos recuerdos vuelven y te destruyen. Es como si todo lo que no te permitiste sentir en ese momento, lo sintieras cuando lo recuerdas.
-¿Después de hablar con él te sentiste mejor?.-Pregunté sentándome de vuelta en la cama.
-Un poco si, pero igual necesitaba el espacio que te dije. Cuando te amas a vos misma todo cambia. Yo decidí perdonar a Pablo cuando lo vi cambiar, cambiamos juntos, maduramos y ahora estamos como nunca...
-No sabés cuánto me alegra escuchar eso Marizza.-Dije sacándome las lágrimas.- Espero poder hacer lo mismo con Manuel.
-Yo creo que Manu también cambió, deberías hablar con él, seguro que lo re entiende.-Se paro de la cama.- ¿Eso es todo?
-Sip, gracias Marizza. No sabés lo que me sacaste de encima.
-De nada hueca.-Dijo y yo puse los ojos en blanco.- Luna me dijo que la llamara apenas llegáramos. Quiero saber cómo está mi hijo.
¿Su hijo? Ah, claro. El ordinario pájaro que entró por la ventana y casi me deja sin pelo. Obviamente que Marizza lo amo en cuanto me ataco.
-Sos re grasa, ¿te lo había dicho?.-Sonrió y me saco el dedo de en medio.- Como sea, iré por algo para comer y hablar con Luna, ¿querés algo?
-¡Un Pablo!
Cerré la puerta al salir y comencé a dirigirme a la cocina. Me detuve en la puerta al escuchar unas voces, una era de Pablo, la podría reconocer a kilómetros ¿ y la otra ? Mi necesidad de saber se apoderó de mí, adentre sigilosamente a la cocina. La imagen que vieron mis ojos fue la más confusa de la vida. No entendía nada.