Samantha
Hace 4 años...
Había estado entrenando muy duro durante el último mes.
Llegaba a la pista a las siete de la mañana y salía de allí a las nueve de la noche que era la hora límite en la que podía estar ahí practicando. Me exigía tanto que mis pies en varias ocasiones llegaban a pedirme tregua cuando no dejaba de deslizarme por el hielo con fuerza para realizar un sinfín de acrobacias.
Hoy no era la excepción, estaba lista y dispuesta a seguir dándolo todo de mí antes de aquella competencia que sin duda me colocaría en la cima. Además, no podía pasar por alto el orgullo con el que mi entrenadora Jessica me miraba cada vez que le mostraba la coreografía que yo misma había creado.
—¿Estás lista?
Aquella voz masculina que tanto amaba escuchar, me levantó de mis pensamientos e hizo que lo mirara con rostro de emoción.
—Ya sabes que jamás me cansaría de esto —Me di la vuelta para plantar un beso en su mejilla.
—Me gusta la determinación con la que te mantienes en pie, es algo que siempre me gustó de ti.
Tomé su mano y nos dirigimos a la pista de hielo para calentar un poco antes de repasar nuestro número estrella en pareja, que la verdad estaba quedando impecable.
Mi pareja de patinaje y mi novio, Dylan. Era el chico perfecto para mí. Nos habíamos conocido desde muy pequeños y a ambos siempre nos fascinó la idea de hacer patinaje artístico sobre hielo. Sus aspiraciones eran las mismas que las mías, y obviamente su determinación y valentía eran algo que nos sacaba mucha ventaja al presentarnos delante de la multitud.
Él era mi soporte y le tenía muchísima confianza. Era algo que admiraba a nuestra entrenadora y a todos los demás chicos del equipo. La manera en la que no temíamos en realizar una acrobacia nueva por más riesgosa que fuera, porque si tu pareja fallaba, tu también podrías hacerlo.
—Se acabó el calentamiento —Jessica entra a la pista con una sonrisa en el rostro — Hoy quiero que se dediquen a repasar los dos números que presentarán en la competencia, quiero ver sus avances porque tengo una acrobacia nueva que sin duda los pondrá en el primer puesto.
Dylan y yo nos miramos con complicidad y ambos nos colocamos en la posición para comenzar con el primer número.
Nuestros patines provocaban un armonioso sonido cuando se deslizaban por el hielo. Nuestros pasos y la canción que habíamos escogido hacia la coreografía mucho más sentimental, había emociones y confianza entre nosotros cuando patinábamos; aquella química que solamente podía sentir con él al momento de patinar y ser cómplices el uno del otro.
Jessica nos miraba con ojos enternecidos y nuestros demás compañeros compartían aquel gesto, aunque había la excepción de otros que nos miraban con envidia y deseaban que fracasáramos ante la competencia.
—¡Eso fue maravilloso! —Chilla Jessica con entusiasmo —Su segundo número lo veré después del almuerzo, recuerden que ese es el más difícil de los dos y que la última acrobacia debe ser perfecta.
—No te preocupes, Jess —Dylan me estrecha contra su pecho —Sam y yo somos lo reyes y no dejaremos que una simple acrobacia nos haga caer.
Aquel día almorcé junto con Jessica, mi novio y el resto del equipo de patinaje. Decidimos ir a comer pizza a la plazuela que estaba a dos cuadras del centro de patinaje. Todos brindamos por el éxito del equipo, pero, sobre todo, brindé con Dylan por nuestro incansable esfuerzo y por el amor que nos teníamos.
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La bailarina de Nueva Orleans
RomanceSamantha Brown había pasado por varias injusticias y malos momentos durante toda su vida. Su madre enferma, su padre alcohólico quien la abandonó cuando apenas había nacido y una hermana menor quien necesitaba desesperadamente terminar sus estudios...