Capítulo 3

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13 de Agosto del 1977


- ¡Atenea sal por el periódico!

Al escuchar gritar a su padre la niña salió corriendo de la casa, Billy venía en su bicicleta repartiendo periódicos junto a su perro, este corrió a Atenea, la cual se puso de cuclillas y lo acarició.

- Hola cachorrito, ¿cómo estás?- habló mientras lo acariciaba, sin obtener respuesta obviamente, el perro recibía gustoso las caricias.

- Hola Atenea.- dijo Billy acercándose a ambos, le tendió un periódico, ella lo tomó con una sonrisa.

- Hola Billy, y gracias.- mencionó refiriéndose al periódico.- por cierto ¿Cómo te sientes? ¿Ya estás mejor?- preguntó con genuina preocupación.

- Sí, solo fué un resfriado, estoy mucho mejor ahora, gracias por preguntar.

- No agradezcas, me alegra que estés bien.- ambos sonrieron.

- ¡Atenea!- escuchó gritar a su padre, hizo una mueca y miró momentáneamente la casa.

- Tengo que irme Billy.- dijo apenada.

- Claro, yo tengo que seguir repartiendo periódicos, nos vemos después.- comenzó a andar en la bicicleta con el perro siguiéndolo.

- Adiós.- se despidió a lo lejos y entró a la casa.

- Te dije que fueras por el periódico, no a hacer novio.- regañó su papá arrebatandoselo de las manos.

- No estaba haciendo...

- No me importa, ya puedes irte.- se fué al sillón a leer.

Mientras tanto la niña rodó los ojos y se dirigió a la cocina, su madre estaba leyendo una revista.

- Mamá, ¿puedo ir a casa de Robin?- preguntó con cautela, la mujer ni siquiera la miró y asintió.

- No vuelvas tan tarde y ten cuidado.

Esa fué la señal de Atenea para salir de la casa, comenzó a caminar a la casa de su mejor amigo, a mitad de camino vió una camioneta negra del otro lado de la calle, un escalofrío le recorrió el cuerpo y sintió una molestia en el estómago, aceleró el paso sin siquiera querer detenerse a observarla con más detalle, por suerte la casa de Robin ya no quedaba tan lejos, al llegar tocó la puerta mientras miraba hacia atrás, asegurándose de que estaba sola.

- ¿Atenea? ¿Qué haces aquí?- fué lo primero que preguntó el niño cuando abrió la puerta, haciéndola sobresaltar.

- Yo eh... Quería verte.- sonrió, el la miró con extrañeza pero asintió.

- Claro, pasa.- se hizo a un lado dejándola entrar, miró la calle buscando algo que pudiera tener inquieta a su amiga, sin embargo no vió nada fuera de lo común, cerró la puerta y se dirigió a la sala, dónde lo esperaba ella.- vamos a mi habitación.

- ¿Y tu tío?- preguntó siguiéndolo.

- No está, se fué desde la mañana a no sé dónde.- se encogió de hombros y le abrió la puerta del cuarto a su amiga, dejándola pasar primero.

The first victim. •The black phone•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora