31 de Agosto de 1977.
Atenea suspiró profundamente armándose de valor y comenzó a caminar hacia la casa de Robin. ¿Para qué estaba ahí? La respuesta es fácil; después de meditarlo durante horas el día anterior, se había dado cuenta y admitido para sí misma que en efecto, sentía algo por Robin, tal vez más de lo que le gustaría aceptar.
Así que se había propuesto invitarlo al baile para confesar sus sentimientos ahí, era un buen plan ¿No?Uno, dos, tres toques y la puerta se abrió; revelando al chico que, ahora estaba consciente, le robaba el aliento.
- Hola, Nea. ¿Qué haces aquí?- fué lo primero que salió de los labios de Robin, quién la observaba con confusión.
- Hola, Bin, sólo quería venir a verte. ¿Puedo pasar?- ella preguntó con algo de timidez.
- Por supuesto. Pasa, bonita.- él se hizo a un lado para dejarla pasar.
Ambos se adentraron a la casa, caminando a través de la sala y los pasillos para llegar a la habitación del chico. Atenea fué la primera en entrar y se sentó en la cama, sus dedos jugueteando nerviosos entre ellos mientras buscaba las palabras correctas para soltar la invitación.
- ¿Estás bien?- Robin preguntó con preocupación mientras se sentaba al lado de ella en la cama.
- Uhm... Sí, lo estoy. Es solo que yo... Quería decirte algo.- ella levantó la vista de sus manos para mirar los ojos de su mejor amigo.
Hasta ese momento notó los nervios que brotaban del chico también, lo cual la hizo fruncir ligeramente el ceño. Pero antes de que pudiera preguntar la razón, él se adelantó a hablar.
- De hecho, hay algo que quiero decirte también.
Eso despertó la curiosidad en ella, quién entrecerró los ojos y ladeó la cabeza.
- Bien, dímelo primero.
- No, házlo tú primero.- él se negó con timidez, haciéndola reír.
- Oh, por favor.- Atenea se quejó con un puchero.- Digámoslo al mismo tiempo, ¿de acuerdo?
- Bien.
Ambos se tomaron tres segundos exactos mientras inhalaban profundamente antes de volver a hablar.
- ¿Quieres ir al baile conmigo?
Miradas sorprendidas fué lo que recibieron ambos al escuchar que hacían la misma pregunta, mirándose sin parpadear por un momento antes de echarse a reír.
- Sí, Bin. Por supuesto que quiero.- Nea respondió entre risas mientras se tiraba a los brazos de su mejor amigo, quién la recibió gustoso.
- Perfecto. Yo también quiero, por si no te quedó claro.- él dijo con tono burlón, haciéndola reír de nuevo.
- Te quiero mucho, Bin.
- Yo te quiero más, Nea.
Al final el plan de ambos había salido a la perfección, ahora solo quedaba esperar a que el día del baile llegara para confesar sus sentimientos, nada podía salir mal ¿Verdad?
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Ese mismo día en la tarde-noche; Atenea estaba caminando a casa, se veía feliz, iba tarareando una melodía que sonaba linda. El cielo estaba oscureciendo, dejando que lo único que alumbrara la calle fueran algunos faroles de luz y la luna, pero a la castaña no parecía importarle cuan tétrica se veía la calle. De pronto algo se atravesó en el camino, el ambiente se puso tenso y la camioneta negra frente a Atenea gritaba peligro, notó de ella bajar a un hombre de cabello un poco largo negro y de piel pálida, este llevaba un par de globos negros en la mano junto a un sombrero y miró a la niña.
- Hola muchachita.- saludó con tono amable.
- Hola.- fué lo único que dijo la castaña e intentó irse, pero la voz del extraño la detuvo.
- Disculpa... Tú... Podrías ayudarme?- preguntó el hombre.
- Uhm... ¿Con qué?- cuestionó con desconfianza ella.
- A amarrar los globos ahí.- señaló la reja frente a ellos y le tendió los globos.
- Claro, ¿para qué son?- Atenea tomó los globos y comenzó a amarrarlos, dándole la espalda.
- Los pondré junto a carteles para promocionarme.
- ¿Promocionarse?- preguntó confundida.
- Así es, soy mago.- dijo mientras abría una puerta trasera de la camioneta.
--¿Y los globos son como su marca especial?- ella intentó adivinar.
- Correcto muchachita.- le sonrió.
- Bien, ya los amarré.- avisó volteando a verlo de nuevo.- ¿Cómo son los carteles que pondrá?
- ¿Quieres verlos?
Ella dudó un poco pero asintió y se asomó a la parte trasera de la camioneta, pero no había nada.
- ¿Dónde...
Se vió interrumpida al ser tomada por el hombre de los hombros, intentó gritar pero lo único que logro fué que el extraño echara un spray en su boca, poco a poco quedó inconsciente y se dejó caer, el hombre la subió a la camioneta y se fué.
La curiosidad mató al gato...
~~~~♡~~~~
Diossss, pido una enorme disculpa por desaparecerme 😭
No sé si alguien siga interesado en este libro pero si es así muchas gracias por ser paciente. Perdón por no subir nada a pesar de que tenía el capítulo anterior ya escrito y sólo escribí este.
La verdad es que tuve un gran bloqueo mental y pues a eso agreguenle que ahora estoy en la universidad.
Sin embargo, finalmente estoy yendo a terapia y he decidido poco a poco sacar mis talentos y hobbies del estado depresivo en el que están y comenzar a ponerlos en acción de nuevo, además de mejorar y pulirlos. Aunque podría decir orgullosamente que este fanfic es considerablemente mejor que el primero que hice, por lo que no haré cambios en los capítulos que ya están hechos. Pero algo que sí cambiará será un poco la trama porque la idea detallada que tenía se ha ido borrando de mi mente con el paso de los meses, aunque intentaré mantener la esencia.
En fin, espero que les hayan gustado estos dos mini capítulos y que les agrade la manera en la que narro ahora (character.ai ayudó mucho con eso).
Adiós! 🫂
XOXO
- P♡
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The first victim. •The black phone•
FanficDónde Atenea siempre estuvo enamorada en secreto de Finney. Ó Dónde la primera víctima del raptor fué una niña. [Los personajes no me pertenecen, solo Atenea y sus padres, no se permiten copias o adaptaciones]