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A Eddie le gustaba salir por la noche a fumar. Miraba la luna pensando en aquella chica de cabellos dorados que lo traía loco. Deseaba tanto poder acercarse a Chrissy Cunningham, la reina de la secundaria Hawkins.

En ocasiones se le quedaba viendo fijamente en los pasillos o en la cafetería. Era lo único que lograba distraerlo de las conversaciones de sus amigos. A veces pensaba que la observaba por mucho tiempo, y agradecía que ella no lo notara. Probablemente ya pensaba que era raro, y que se diera cuenta de que la miraba sólo lo empeoraría.

Pasar por la secundaria siendo tan diferente al resto fue un poco difícil. En un principio se había sentido solo, sin muchas ganas de expresar sus gustos, sólo lo necesario. Y fue así hasta que conoció a sus amigos con los que luego formó su banda Corroded Coffin. Ahí fue cuando todo cambió para él. Se sentía extremadamente feliz de poder expresarse libremente con otras personas, y quería eso para otros chicos y chicas que se sintieran excluidos cómo él. Y así fue como tuvo la idea del Hellfire Club.

Eddie se había vuelto bastante seguro de sí mismo, quizás demasiado. Pero toda esa seguridad que él parecía tener, disminuía un poco cuando pensaba en acercarse a ella. Le gustaba mucho, pero ni en un millón de años ella se voltearía a verlo de esa forma. ¿Por qué habría de hacerlo?

Ella siempre se veía tan arreglada, su cabello bien recogido por su scrunchie verde, su maquillaje natural con un ligero toque de sombra azul en sus ojos, su falda perfectamente planchada... Mientras que él siempre aparecía con su melena despeinada, luciendo cómo si acabara de despertar, vistiendo esa ropa atiborrada de parches, pins y roturas. Chrissy parecía ser la definición de perfecto, y Eddie parecía ser todo lo contrario. Él simplemente no era para ella.

Chrissy lo traía mal, hasta el punto en que el chico de cabello largo se había propuesto dejar de pensar en ella de esa forma, pues cada vez que lo hacía acababa entristecido, fumando más cigarrillos de lo normal. Su mente daba rienda suelta a sus fantasías que tenían a la chica rubia como protagonista. Chocarla en los pasillos, hacerla reír con alguno de sus monólogos en la cafetería, que por esas casualidades de la vida ella acabara yendo al bar y lo viera tocar junto a su banda...

Pero como ya dije, Eddie creía que Chrissy era la definición de perfección, y que él no lo era. Él no era para ella, pero había alguien que sí.

Eddie resoplaba con molestia cuando sus fantasías eran interrumpidas por la imagen de Jason caminando por los pasillos tomando a Chrissy de la mano, o besándola en la entrada. Él miraba eso desde lejos sintiendo que su corazón de oprimía.

Pero en fin, Eddie arrojó la colilla del último cigarrillo que fumó. La noche del domingo había acabado y la mañana del lunes empezaba a hacer presencia. Tomó un trago más de cerveza y entró al trailer. Había salido sin su chaqueta y empezaba a hacer un poco de frío.

Pensó en recostarse en su cama durante unos minutos pero con mucha fortaleza decidió que no. Estaba totalmente cansado y un poco ebrio, pero no faltaría a la escuela. No podía. Tenía que pedir apuntes de una asignatura para prepararse para un exámen. Sólo esperaba que no lo mandaran a la mierda como normalmente le sucedía cuando interactuaba con alguien que no era de su grupo.

Odiaba química con todo su ser, precisamente por eso quería estudiar tanto como pudiese, y rogar por conseguir la nota mínima.

Se encaminó a la escuela luego de desayunar. Su tío le preguntó si había estado bebiendo, le reprochó por hacerlo, pero le sugirió que si se sentía mal debería quedarse en casa y descansar, pero Eddie mintió diciendo que estaba perfectamente bien.

Estaba siendo un día de mierda. La cabeza le dolía, las voces de sus amigos, y sobre todo las de Mike y Dustin, que por alguna razón no paraban de hablar, le parecían increíblemente molestas. Aunque no pasó mucho tiempo con ellos ese día.

𝑸𝒖𝒊𝒎𝒊𝒄𝒂 ; EddissyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora