➷ Magenta

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Las fiestas de Changbin siempre habían sido memorables, o bueno, precisamente eso no, ya que pocos eran los que terminaban recordando algo de la noche. Y es que mi mejor amigo no escaseaba con nada que ayudara a perder el control y aumentara el desmadre, sobre todo cuando las organizaba con Yeonjun, un amigo de su barrio al que tampoco le faltaba fama. 

—¿Cuántas lleva ya? —pregunté molesto al pelicastaño al tiempo que quitaba la extraña bebida color magenta de la mano de Jeongin y se la cambiaba disimuladamente por un vaso vacío, del cual siguió bebiendo como si nada—. Te dije que no quería que bebiese mucho. 

—Y a mí qué me cuentas, no soy su madre, además de que todas las cogió él solito —respondió sonriente mi amigo, disfrutando, al contrario que yo, de la divertida escena de Jeongin borracho, sentado en la mesa y balanceando las piernas mientras hacía algo parecido a bailar—. ¿Verdad que sí, Innie? 

—¿Eh? —El mencionado nos miró con desconcierto, dando a entender que no se había enterado de nada, y de inmediato mostró una enorme sonrisa y me agarró del brazo, atrayéndome hacia él y dejando caer el vacío vaso al suelo—. ¡Minnie, Minnie, Minnie, Minito!

—¿Minito? ¿En serio?

—Cállate, ya te dije que no reacciona bien al alcohol. 

—Como digas. —Despeinó con diversión a mi novio sin dejar de reír y me quitó la copa llena de las manos, apropiándose de ella y bebiendo tranquilamente, como si fuera la primera de toda la noche, cosa que no podía ir más lejos de la realidad—. Voy a buscar a Hyunjin, me dijeron que ya había llegado.

—¿Quién es Hyunjin? —preguntó Jeongin sin soltarme.

—Hyunjin es mi princesa.

—Hyunjin es su novio —respondí, rodando los ojos.               


—¿HAY UNA PRINCESA AQUÍ? —Antes de que pudiera detener al menor, ya se había puesto en pie de un salto, tropezando con  varias personas a su paso, y fue directo a Changbin, agarrando infantilmente su manga y tirando de ella—. ¡Yo quiero verla, porfis, porfis, Binnie!

Al final terminamos ambos siendo arrastrados por Jeongin por la casa en busca de una "princesa", a la cual encontramos borracha, en las escaleras, y durmiendo con una postura, como menos, incómoda. Changbin fue el primero en acercarse, sentándose al lado de su pareja para empezar a pellizcarle cariñosamente la mejillas, disfrutando de cómo este se removía con molestia al tacto del pelicastaño.

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