One Shots

Ella lo hizo

Pov: nadie

El frío de otoño se hizo presente en aquella habitación llena de lamentos y rencores, todos estaban en sus mundos y aún no caían en cuenta de que esto esté sucediendo.

– Ella lo hizo – murmuró Emma; una de las amigas del difunto señor Topaz. Todos estaban acostumbrados a los llantos provenientes de las personas que se negaban rotundamente a alejarse de aquel hombre muerto por una bala al corazón, el señor Topaz descansaba en un ataúd de madera color rojizo, bendecido por algún sacerdote de la ciudad.

– ¿Tienes pruebas? – la oficial miró a las dos mujeres aferradas al ataúd. Emma negó ante el comentario de la oficial pero sabía que ella lo hizo, Cheryl lo hizo. – Era su esposa, adora demasiado a Toni, ¿por qué mataría al hombre que ama y al padre de su hijastra? – la oficial miró el rostro de la rubia, donde notó que estaba segura de su creencia, tal vez estaba segura pero no había pruebas.

– Por dinero. Ella sabía lo que Anthony había escrito en el testamento, ninguno de sus amigos o familiares obtuvo algo, a excepción de Cheryl y Toni que se  quedaron con todo. – Emma pensó por un momento. Estuvo presente en muchos momentos en los cuales, Anthony estaba con Cheryl y la pelirroja no parecía amarlo del todo.
Siempre estaban los tres o simplemente eran Cheryl y Toni. – son lágrimas de cocodrilo – bufó antes de dar pasos firmes hacía el ataúd de su inigualable amigo.

– ¡Di la verdad, Blossom, sé que lo hiciste! – la rubia tomó con fuerza el brazo de la más pálida, haciendo que soltara un jadeo. Por primera vez en todo el día, Emma miró a los ojos de la pelirroja, notando que no había nada en ellos, no había tristeza o melancolía. No había nada. – ¡Sueltame! – la pelirroja gritó, su enojo salió de control y empujó con fuerza a la rubia.

– Sólo haces esto porque no te eligió a ti, ¿verdad? Estabas enamorada de él y no lo soportaste cuando comenzamos a salir. – todos comenzaron a mirar a las dos mujeres, ambas tenían lágrimas por sus mejillas, unas eran falsas y en otras se veía el dolor.

– Nunca entendí por qué Anthony te hablaba, eres una maldita escoria repugnante – en aquella habitación reinó el silencio hasta que un fuerte estallido sonó.
Emma había golpeado la mejilla de la pelirroja y todos comenzaron a murmurar cosas sin sentido, algunos decían que esto era inaudito y otros simplemente se animaron.

Cheryl iba a lanzarse contra la otra mujer pero antes de dar un simple paso, Toni la tomó de la mano, con una mirada suplicante y un tierno puchero en sus labios. – Anthony murió y posiblemente el asesino esté aquí con nosotros y que vengas aquí a arruinar su ceremonia, demuestra la verdadera persona que eres, Emma Evangeline – La sala volvió a quedarse en silencio. Toni sólo miraba sus pies mientras su mano aún seguía enredada con la de Cheryl.

– No sabes cuanto lo amé, Emma, así que no permitiré que vengas con esas acusaciones insensatas porque no sabes cuanto hubiera dado mi vida por él – la pelirroja volvió a derrumbarse al lado del ataúd, temblando eufóricamente y sollozando con vehemencia. Su pestañina se había corrido pero aún así, no se veía mal.

– ¡Ella lo hizo! ¡Ella lo mató! – Emma salió con lágrimas en sus ojos, por fin había salido de aquella habitación que sólo atormentaba su cabeza.
Se fue creyendo que Cheryl lo hizo pero no tenía pruebas, no podían creerle sin pruebas y no habían.

Todos volvieron a su mundo en cuanto ella se fue, sus palabras resonaron por cada persona de aquella habitación pero al recorrer su vista a la mujer que lloraba con gran fuerza en ese ataúd, dudaban de inmediato en que alguien como ella pudiera hacer tal maldad.

– Señorita Topaz, mi más sentido pésame – la oficial se acercó a la mujer pálida y examinó sus ojos por unos segundos.
Era cierto ese comentario que había soltado Emma a la oficial hace unos minutos, "los ojos son la misma ventana del alma". Con una simple mirada puedes saber que pasa, si está enamorada una persona o si simplemente está destrozada, malherida o feliz, viva o vacía y en los ojos de Cheryl no había nada, absolutamente nada.

– Gracias oficial – la más pálida sacó un pequeño pañuelo y lo pasó por sus mejillas, notando aún ls mirada penetrante de la oficial. – sé que me veo muy mal pero no es para tanto – la mayor intentó bromear. Toni que estaba a su lado, le dio una linda sonrisa, haciendo que los ojos de la mayor brillaran hermosamente. Todo eso lo notó la oficial.

– Lo siento, sólo quería despedirme – la oficial giró sobre sus talones y con la mirada fija a la puerta, sacó su teléfono desechable que compartía con todo el equipo policial y lo llevó cerca de su barbilla.

– Se re abre el caso Topaz-Blossom, señores – murmuró saliendo de ese lugar lleno de dudas y con un asesino suelto.

La tarde pasó con rapidez y todos se fueron yendo mientras se despedían amablemente de la señora Topaz y de su hijastra.
El lugar quedó solo, se habían llevado el ataúd y sólo quedaron ellas dos; la señora Topaz-Blossom y la señorita Topaz.

– Estoy demasiado cansada – la mayor subió las escaleras y entró a la habitación de Toni sin aviso. – ¿Tendremos que ver como lo entierran? – el rostro de la menor se tensó y sus ojos se pusieron vidriosos. – No, acabaron de hacerlo y no es necesario ir – la mayor habló calmada aunque con un nudo en su garganta.
Un gran silencio inundó la habitación, el ambiente se volvió pesado y ambas se miraron con lujuria y amor. Sus ojos brillaban por la otra y no podían controlarlo.

– ¿Quieres que me quede a dormir? – la mayor preguntó con cautela, observando de reojo al rededor de la habitación. – sí. No quiero estar sola – su voz se entristeció y Cheryl apagó la luz con gran velocidad.
Ambas se acostaron en la cama y se arroparon de pies a cabeza, mirándose fijamente bajo las sábanas blancas que las rodeaban.

– Todo saldrá bien, amor – la pelirroja maulló antes de acercarse a los labios de la contraria, estampando suavemente sus labios con los de Toni. Ambas gimieron suavemente cuando sus lenguas se tocaron, ambas disfrutando de la otra, como tenía que ser.

Sólo ellas dos sabían lo que en verdad pasó, sólo ellas sabían que fue un accidente que causó Toni y nadie más.

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No body no crime, arisita 😻