capítulo 12

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Estaba soleado, un clima agradable, un sol que calienta y no quema, una brisa fresca y suave, pájaros cantando, hojas callendo suavemente de los árboles, una escena que bien podría describirse agradable si no fuera por una multitud de personas, yukata negro la vestimenta que predomina, llanto el sonido que opaca el suave cantar de las aves, tristeza la que vuelve a la suave brisa un ambiente asfixiante, esa era la escena, la escena del funeral de Hinata Uzumaky y Kaori Uzumaky, curioso que, el nombre de la niña significa dar fuerza a un hombre y está, con su muerte, le a quitado la fuerza a más de un hombre.

Naruto, junto a sus hijos y los compañeros de Hinata así como su suegro y cuñada, parados frente a la tumba, Boruto y Himawari llorando desconsoladamente, los demás en el funeral, aunque cercanos, no tanto como los que están al frente, la aldea tranquila también se encuentra en pesar y no se acerca al funeral pues saben es un momento donde su hokage quiere soledad.

Tsunade detrás de Naruto junto a Sakura, shizune e Ino observan atentamente a Naruto y a sus hijos por si colapsan de nuevo.

Sakura, de forma sutil mira dentro del ataúd solo para cerrar los ojos con fuerza, ya se había atormentado con esa imagen, había sido ella a petición de Naruto quien había preparado los cuerpos, Hinata llevaba el Kimono blanco del día de su boda, el mismo maquillaje que aquel día, un rostro pacífico mientras sus brazos están acomodados de tal forma que pareciera abraza su pequeña hija, la pequeña Kaori en los brazos de su madre, la sola imagen la persigue y se siente tan o más culpable que nadie por la muerte de su amiga.

-Siento que... De alguna extraña manera Neji tenía razón, cuando estás condenado a algo lo estás para siempre, ero senin no pudo estar conmigo el día de mi boda como mi padre, no estubo el día que me volví hokage, en gran parte gracias a el, el viejo Teuchi no estuvo ahí para verme ir a su local con mi familia, mis padres no estuvieron ahí para verme crecer y ahora que estaba recuperando mi rumbo simplemente dos luces de mi vida se apagan.

Kurama estaba preocupado, su chico había recibido demasiados golpes en la vida, siempre se levantaba, algunas veces lo había visto con ganas de rendirse, de no levantarse más, de niño lo había visto rendirse a un lado del contenedor de basura, solo, en el frío invierno cuando nadie le quería dar de comer y antes de conocer al señor de ramen, lo había visto querer rendirse cuando Mitsuki iba a darle el golpe mortal y lo mismo con Haku en esa misión al país de las olas, eso también lo vio cuando su maestro había muerto, había pasado por primera vez por la muerte de un padre en todo menos sangre como a él mismo le había pasado, y así como esas y otras ocasiones lo había visto caer también lo presenció levantarse, con más fuerza como si trabajará mejor cuánto más lo presionarán, pero está vez era distinta, no veía animo alguno de seguir, incluso sus hijos no eran motivación suficiente para sacarlo de su depresión, el mismo no podía comunicarse con el rubio, solo cuando estubo en su paisaje ayer y que se había hechado a llorar como un niño aferrándose a su gran cuerpo como unos instantes habían hecho sus hijos con el. Kurama tenía, Naruto no podría levantarse pronto.

Los días habían pasado lentamente para todos los conocidos de Naruto, no solo tenían que lidiar con la perdida de Hinata y su hija, tenían que lidiar con la muerte en vida de Naruto que apenas reaccionaba cuando de sus hijos se trataba, pues, fuera de eso, Naruto solo se quedaba sentado viendo a la nada, de vez en cuando soltando un gemido lastimero junto con algunas lágrimas, eso más los sollozos constantes de sus hijos hacían de la casa Uzumaky, una casa que muchas veces, más en los últimos meses, se había visto con vida y alegría como una casa fría y de ambiente agobiante donde cualquiera diría que la tristeza era palpable.

Entre Sakura y Tsunade habían estado cuidando de Naruto y sus hijos y aunque la tarea era demasiado cansada ninguna se daría por vencida, Sakura por su recién descubierto amor por el rubio que no era solo la persona que amaba si no su mejor amigo y su gran apego a los niños, Tsunade por su parte ya se había cansado de darse por vencida ante cualquier problema y salir huyendo, se juro a si misa no volver a hacerlo, ya había perdido demasiado por eso como para perder más.

Sarada y los demás novatos iban constantemente a intentar animar a Boruto y Himawari cosa que funcionaba por algunos infantes antes de que recordarán la falta de su madre.

Shikamaru era quien más había venido a visitar al rubio al ser su amigo más cercano y quién se preocupaba más por el, Sasuke también iba seguido a visitar a su antiguo amigo.

En uno de esos pocos días que Naruto no estaba perdido completamente había decidido volver a jugar con sus hijos, o más bien jugar con Himawari y entrenar con Naruto, ese día Sakura y Tsunade, como las médicas que eran sabían que Naruto caería de nuevo en depresión momentos después aplastado su lado optimista que les decía que era señal de recuperación, y así, como lo habían predicho, Naruto al terminar de estar con sus hijos se había dado cuenta de la falta de Hinata y había regresado a su estado anterior.


Ese proceso de recuperación y caída había sucedido ya varias veces a lo largo de las semanas, y, mientras que en Naruto solo había un ligero progreso, con Himawari y Boruto habían mejorado mucho las cosas, pero ahora era Himawari quien inocentemente preguntaba seguido a su abuelo y tía, e incluso a su hermano, porque su padre se encerraba en su cuarto tanto tiempo, Boruto, siendo el mayor había dicho a su hermana que estaba trabajando en algo súper secreto de ninjas para que Himawari estuviera más tranquila, todos sabían que la situación con su padre era difícil, solo algunas cuantas personas lograban hacer sonreir un poco al rubio, sus hijos, Sakura, Tsunade, Shikamaru, konohamaru y Ayame quienes habían estado visitando a Naruto casi diario.

-Naruto- hablo Sakura de forma suave tras la puerta de su habitación

-Dime que necesitas Sakura chan- hablo Naruto en un tono apenas entendible para que, acto seguido, Sakura entrara sin permiso alguno y le quitará la botella de sake que había estado bebiendo.

-ya te he dicho que no puedes estar bebiendo Naruto, tus hijos te necesitan ahora más que nunca- hablo Sakura que, aunque estaba ligeramente molesta su tono era tan suave como podía.

-Y yo necesito a mi esposa, a mi hija, y ambas se fueron- hablo en tono amargo y arrastrado Naruto mientras trataba de alcanzar la botella.

-No puedes seguir así Naruto, se que te duele pero... Estamos preocupados por ti... Yo estoy preocupada por ti- hablo Sakura triste.

-¿Te preocupo?, ¿Les preocupo q todos? Si es así dónde estaban cuando estaba solo, ¡¿Eh?!, ¡¿Dónde estaban cuando nadie me recibía?!, ¡¿Dónde carajos estuvieron la mayor parte del tiempo?!, ¡Yo te diré dónde estabas!, Estabas persiguiendo la estúpida polla del chico que te intento matar-

La bofetada que una Sakura llorosa le había dado había resonado por toda la habitación, estaba triste, y aunque quería gritar y arremeter a la vez que quería disculparse, seguía con la mano en la mejilla de Naruto con su seño fruncido y sus ojos llorosos.

-oh... Me pegaste, no me sorprende, es lo mejor que siempre habías sabido hacer- hablo en tono seco Naruto antes de que Sakura saliera no sin antes azotar la puerta.

Kurama desde dentro trataba de calmar a su inquilino, antes ya se había puesto grosero... Pero nunca a este nivel, realmente estaba siendo difícil sacarlo de ese estado y le entristecía ver a su primer amigo así.

Sakura llegó a su casa, entro a su habitación y se acostó en la cama, estaba llorando, sus lágrimas caían en montones mojando la almohada preocupada contra el rostro de la pelirrosa, en su mente se repetían las palabras insultantes de Naruto, y, más que las palabras, le dolía ver a su amigo así, el nunca se había puesto así, y era triste ver lo duro que estaba siendo para el, nunca la había tratado así, era simplemente doloroso, ya había superado su pasado claro, había tenido que aceptar sus errores para dejar atrás su matrimonio, pero escucharlo de la persona que amaba, de su mejor amigo, simplemente era doloroso.

Naruto se despertó al día siguiente con resaca, sabía que no era normal, Kurama siempre aliviaba el dolor cuando sucedía algo así, de momento hizo una mueca de desagrado al recordar lo dicho el día anterior, tendría que disculparse, antes de continuar con su tren de pensamientos Kurama lo había traído a su espacio mental. Era hora de hablar.

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Hasta aquí el capítulo de hoy, espero les haya gustado.

El psy congroo.

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