CAPÍTULO 11

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-+2300 palabras-

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Narradora omnisciente 

—¡Esperen!—dijo el judio deteniendo el paso de todos

—¿También va a dar un discurso?—preguntó Amelie en el oído del pelinegro

—Espero que no, sino me arrancaré las orejas—respondió él de la misma manera

—Creo que alguien se debería quedar—sugirió—Ya saben, por si algo malo pasa

—Bien, ¿q-quién se queda?—preguntó Bill y todos a excepción de Amelie, Beverly y Bill levantaron la mano

—Oh rayos—bufó Tozier bajando su mano—Solo porque va ella—dijo señalando a Amelie—Hasta luego vírgenes

—B-bien, entraremos s-solo cuatro primero—decidió Bill, Beverly les deseó buena suerte

—No puedo creer que haya perdido, no hubiera sido así si fuera medición de penes—bromeó el de gafas

—¿Estás seguro, Richard?—preguntó la ojiazul, retando con la mirada al chico, quien se había puesto nervioso por sus palabras y el tono de voz que había usado

Estando ya en la casa, un olor putrefacto golpeó sus narices en cuanto pisaron la casa, provocando que ellos hicieran muecas de desagrado, el ambiente era tenso y comenzaban a arrepentirse de haber entrado. Caminaban por el primer piso intentando encontrar algo, Eddie no tardó en sacar su inhalador y usarlo con rapidez, Richie se percató de esto.

—Ni se te ocurra respirar por la boca, Edds—advirtió mientras inspeccionaba la casa

—¿Por qué?

—Te lo estás tragando, idiota—respondió con asco, como respuesta Eddie dio arcadas

Las ramas de un árbol atravesaban la ventana de la casa, de una de estas una hoja de papel colgaba. Tozier se acercó y la tomó, leyéndola, su rostro cambió por completo, al igual que su tono de piel, más pálido de lo normal. Bill, quien estaba a unos metros de él notó su expresión, no dudó en acercarse.

—¿Q-qué viste, Richie?

—Dice...dice que desaparecí—respondió con la voz temblorosa, Amelie y los demás voltearon, ella se acercó

—Deja eso, Rich...—pidió ella en voz baja, intentando quitarle la hoja y así no se preocupara más

—¡No! ¡Desapareceré, Amelie! ¡¿No lo ves?!—gritó desesperado y ella pudo ver sus ojos cristalizarse

—No, por favor...

—¡Soy yo, es mi nombre, la fecha de mi nacimiento, es mi jodida cara!—continuó gritando, nadie podía calmarlo por más que quisieran decir algo—¡No lo entienden, voy a desaparecer!

Amelie decidió dejar de intentar hablarle, como medida desesperada se lanzó a él uniéndose en un abrazo, lo rodeó con sus brazos con fuerza para dejarle claro que todo estaría bien. Richie dejó de hablar de golpe cuando la chica se apegó a su cuerpo, no tuvo que pensarlo dos veces para corresponder a su acción. Segundos después, ella se separó al asegurarse de que la respiración del chico se había regularizado.

Be mine, Amelie -Richie Tozier-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora