ten

417 72 16
                                    

“Torcido, desigual, blando y sonoro,   Te resbalas secreto entre las flores,   Hurtando la corriente a los calores,   Cano en la espuma y rubio con el oro”

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

“Torcido, desigual, blando y sonoro,
  Te resbalas secreto entre las flores,
  Hurtando la corriente a los calores,
  Cano en la espuma y rubio con el oro”

—Amor —susurré.

Y en aquella gran cafetería poseedora de brisas ligeras con olor a azúcar, me vi reflejada, sentada sola en una mesa de madera fría, leyendo un libro apenas gordo donde el poeta describía sensaciones increíbles que gente mundana como yo sentían, o querían sentir.

Observé en las mesas desocupadas algunos rastros de personas, sus recuerdos, sus migajas, y noté las tazas frías con apenas algo de líquido adentro, entendí entonces que me sentía tan sola como aquellos juegos de té o vasos que antes contenían frappé.

—¿Por qué estoy tan aburrida? —me pregunté cuando vi como el gentío de personas que se paseaban por los suelos de la cafetería ensuciaban el trabajo recién hecho de Mighty.

“es un descuido que nos da cuidado, un cobarde, con nombre de valiente,  un andar solitario entre la gente, un amar solamente ser amado;”

—¿Cómo se sentirá el amar? —murmuré solitaria.

Entre las paredes salpicadas con colores pasteles, vi impregnado el amor que caminaba alegre, sonriente, risueño; se detenía en cada mesa con amigos cercanos, novios melosos y especialmente, en la barra donde se encontraba un zorrito con pelajes de miel, hablando muy animadamente con una conejita de crema.

Sonreí con complicidad y sin darme cuenta, con una pizca de tristeza; así que, para olvidarme de este extraño sentimiento que no podía descifrar me dediqué a leer las líneas de aquel libro inusual que había encontrado en los recovecos de mi hogar.

No me sorprendió la soledad, aquel día mi agenda se encontraba tan vacía como mis planes de salida, por lo que sin opción, opté por ir a la cafetería donde normalmente trabajaba en mis tareas y proyectos, quizá esperando entretenimiento o compañía; y cuando me di cuenta de eso no pude evitar el sentirme una tonta.

Pasé la tarde nadando entre mis pensamientos y recuerdos, endulzando mi paladar con los dulces caseros que hacía la señora Vanilla, siempre espolvoreando encima de su platillos una dosis de amor y paciencia. Y con eso, me di cuenta de que el amor estaba en los lugares más inesperados, y de distintas formas.

El frío se encontraba a mi lado, acariciando mi piel pálida, haciendo castañear mis dientes; el silencio lo acompañaba, viendo todo con una sonrisa risueña, haciendo muecas tranquilas y pacíficas.

—Amy, hola —escuché de pronto—, hoy te vi algo pensativa, ¿estás aburrida?

Vi dos cielos, despejados y calmados, eran los iris de Tails, que me miraban con curiosidad. Reemplazó el frío con calor, y el silencio por amor, un amor fraternal. Y era increíble lo rápido que me encariñaba con la gente.

BATIDO DE FRESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora