De nervios y adopciones.

489 34 9
                                    

Los orfanatos suelen ser lugares feos y destartalados según casi todas las películas que alguna vez han sido reproducidas en pantalla. Lugares no demasiado bonitos de los que la mayoría de los niños querían escapar.

Algunos intentaban o planeaban huidas y otros tenían la esperanza que algún día, una pareja amable y bondadosa llegara al lugar con la intención de sacar a uno o dos de ellos de allí y no perdían nada con creer que ellos podrían ser esos posibles afortunados.

Así que cuando Nico y Will cruzaron las puertas de ese orfanato tomados de las manos y con los dedos entrelazados, dándose ánimos, la mayoría de los niños los observaron con curiosidad y esperanza. Quizá ellos serían sus posibles padres o los de sus amigos.

La pareja lucía nerviosa y emocionada mirando a todas partes mientras esperaban a la directora que les daría el recorrido. Nico estaba tragando saliva y ajustándose por tercera vez el cuello de la camisa aunque sabía que este se encontraba perfectamente bien, Will apretó levemente su mano, tratando de calmarlo, cosa que logró en cierta medida.

Aquella noche, luego de la conversación en la que Nico había dicho en voz alta su deseo y Will había aceptado sin chistar, ambos estaban de acuerdo en que era demasiada emoción para una noche, decidiendo así dormir para calmar los nervios y hablar con más tranquilidad en la mañana.

Cuando el italiano abrió los ojos al día siguiente fue como si nada hubiera cambiado, incluso llegó a creer que había sido un sueño, hasta que durante el desayuno Will le tomo de las manos y le dijo que investigaría cual era el proceso que debían seguir para poder proceder en su futura acción, cosa con la que Nico estuvo de acuerdo. Fue un desayuno cómodo para ambos.

Esa mañana fue el inició de su travesía y ahora, luego de siete largos meses de visitas de la trabajadora social, papeleos, y un montón de protocolo, habían sido aprobados para poder adoptar un niño. Por lo que se encontraban ahora allí, visitando el orfanato cercano a su ciudad esperando encontrar allí al niño que complementaría su pequeña y apreciada familia.

Luego de conversarlo ambos habían estado de acuerdo en que buscaban un niño pequeño, un bebé, que pudiera adaptarse más rapido con ellos y al que ambos cuidarían con su vida.

Ambos vieron desde la puerta a una mujer alta y con un traje negro que se acercaba a ellos.

—Buenos días señores Di Angelo, yo soy Leslie, la directora del orfanato, es un placer para mí recibirlos, por favor acompáñenme les mostraré el lugar.

Ambos le respondieron el saludo y fueron guiados al interior del lugar. Algunos niños que se habían arremolinado en la puerta corrieron, fingiendo estar jugando o haciendo otras cosas, lo que hizo reír un poco a Will que los observaba a todos con parsimonia. Ellos habían ido por un bebé pero tampoco se descartaba por completo la idea de llevarse un niño un poco más grande.

La mujer los guió, mostrándoles el salón donde los niños veían lecciones y otro donde unos cuantos se encontraban practicando lectura, la mayoría de ellos reían y Nico los vio con dulzura, todos eran lindos y les saludaron al verlos pasar por allí. Él les devolvió el saludo.

Luego la mujer los llevó al patio, no era demasiado grande pero si tenía dos grandes árboles, un pequeño cuadro y unos columpios para que los niños jugaran. Allí había muchos más que en el interior y corrían de aquí para allá.

Esta ya conocía de sus intereses así que su siguiente parada fue una habitación grande en donde se encontraban cunas con bebés descansando y algunos más grandes gateando por el piso mientras eran vigilados por varias mujeres.

—Estos son los pequeños que hay en el lugar, siéntanse libres de conocerlos y convivir con ellos señores Di Angelo— expresó haciéndose a un lado para dejarlos pasar, ambos le dieron un pequeño agradecimiento y entraron al lugar observando a los niños.

One-Shots SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora