de apoyo y consuelo

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Sintió el escalofrío recorrer su cuerpo repentinamente, a pesar de que el agua que caía sobre él era tibia y el ambiente de la ducha estaba bastante cálido y lleno de vapor. Sin pensarlo mucho termino de enjuagar el jabón de su cuerpo y salió a trompicones de la ducha.

La sensación de hormigueo en su nuca se hizo presente un momento después y el podía percibirla perfectamente mientras se secaba y buscaba la ropa que ya estaba precisada sobre la cama. Ni siquiera seco su cabello por lo que las gotas caían libremente y humedecían por igual el piso de obsidiana como a sus prendas mientras se vestía rápidamente.

Sus paso fueron presurosos hasta la puerta y camino casi en automático hacia la enfermería a pesar de que su mente le pedía a gritos dar la vuelta e irse. Sabia que no era precisamente por la situación actual si no porque esas sensaciones le traían malos recuerdos y aunque estaba perfectamente consiente de que no encontraría lo que estaba pensando aún persistían las ganas de huir. Nico conocía perfectamente la sensación que le provocaba una muerte cercana o de algún conocido en el cuerpo y a pesar de que sabía que esta no se trataba de alguien que él quería aún le afectaba y le provocaba la necesidad de correr lejos. 

Aún siendo un hijo de hades la muerte no era precisamente una idea agradable para él. No luego de todo lo que había perdido gracias a ella.

Pero aún así no se detuvo ni huyó, porque sabía que le necesitaban allí, sabía que debía estar presente para el rubio que seguro no estaba pasando un buen momento. Al llegar habían algunos campistas arremolinados en la puerta y el olor que quizá nadie más en el lugar percibía le invadió la nariz y le revolvió el estómago.

Todos le dejaron pasar con facilidad, conociendo perfectamente sus intenciones e indispuesto a dificultárselas. Era bien sabido que Nico estaba buscando a Will, el médico de cabecilla de la enfermería y que este le necesitaba allí.

Nico entró al lugar que era opuesto a lo que se supone era su jurisdicción como si perteneciera allí tan naturalmente como un pájaro en su nido. Al entrar y dar unos cuantos pasos lo vio a unos metros, luego de ese momento no existió nadie más para él que el chico que se encontraba sentado sobre una camilla, doblado sobre si mismo y con su cara pecosa siendo ocultada tras sus palmas. Se notaba estaba llorando gracias a sus hombros, los cuales se sacudían violentamente haciendo al estómago de Nico doler aún más ante la imagen de desolación que exhibía con total abandono su precioso rubio.

Era una imagen cortante e hiriente pues este no era alguien que se dejara llevar por la negatividad ni las malas situaciones, el chico siempre era alguien positivo y una fuente de sonrisas, pero en ese momento solo reflejaba dolor . 

Nico se acercó rápido hacia él, dispuesto a tomar parte de ese dolor, a tomar parte de la carga y ayudar a Will a sentirse mejor.

Al llegar ante él lo admiro por un segundo, se veía muy pequeño allí y parecía que si lo tocaba terminaría de romperse en mil pedazos, el olor a muerte aún invadía sus pulmones y su corazón retumbaba en su pecho recordándole que a pesar de que la muerte estaba pasando nuevamente por su lado él seguía vivo, aún en el mundo mortal. Con ello en mente se arrodillo delante de su novio y coloco sus manos cuidadosamente sobre sus rodillas, tocándolo como lo haría con un objeto frágil e importante.

—Ya te dije que me dejes en paz Kayla— su mano se movió un poco para apartar una de las suyas de su lugar, su voz rota con un poco de molestia.

—No soy Kayla— susurro, posando nuevamente su mano sobre su pierna.

La mirada de Will salió de su escondite revelando su rostro bañado en lágrimas a los ojos de Nico, quien le dio una pequeña sonrisa de ánimo. Los ojos del rubio estaban bastante rojos e hinchados, reflejaban dolor pero ahora que se encontraban con los de Nico parecieron terminar de llenarse por este.

One-Shots SolangeloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora