Capitulo 22

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—Gira por esta calle a la derecha, ¿ves esa zona? —Me indicaba una zona vallada de un edificio.

Aparco por esa calle, cerca de la valla, nos bajamos del coche y vamos a entrar al edificio. Aunque esté vallado, Roi se sabe un acceso que solo los policías conocen para que nadie entre allí sin más. Ya en el edificio, accedemos a una sala rodeada de cintas con el mensaje impreso de «Prohibido el paso, Departamento del Crimen». Pasamos esa zona agachados para no romper la cinta.

La zona está llena de bidones de una sustancia oscura, similar al aceite de coche, pero más espesa, parece ser una zona de una fábrica abandonada. Por lo que se ve, están llenos de ese material pringoso, porque levantamos una tapa de un bidón como pudimos y estaba igual. También vimos algunos cristales rotos por el suelo, con algunas manchas de sangre, tal vez de la víctima.

—Encontramos aquí a la víctima unos días después del aviso de su desaparición —explica—, no sabíamos dónde buscarlo, porque solo vimos los cristales y no había ningún cuerpo.

—¿Y cómo lo encontrasteis? —le pregunto.

—Después de revisar toda la zona, llegamos a la conclusión de que estaría enterrado en esta zona —continúa—, pero mirando con diversos aparatos no detectamos nada en el terreno, así que Barbie, que vino ese día con nosotros, y que también es un poquito «pegajosa» con la gente, se pringó con esto, y caímos en la cuenta de mirar dentro de los bidones.

—¿Y encontrasteis el cuerpo? —le pregunto intrigada.

—Sí, justo en uno de los bidones estaba el cuerpo —me confirma—, estaba lleno de este pringue espeso, que se le pegó en los huesos.

—¿Y qué tenemos que buscar aquí? —inquiero curiosa—. ¿No tenéis ya la causa de la muerte, por el bidón?

—No exactamente —me cuenta—, la forense dice que la causa de la muerte fue un disparo, el cuerpo tenía un orificio de bala, por eso estamos aquí, para encontrarla.

—Perfecto, pues busquemos por la zona —le digo mientras me alejo en busca de esa bala perdida.

Estuvimos bastante rato buscando entre los bidones, el suelo, los marcos de la puerta, las ventanas, en el exterior, pero no llegamos a encontrarla, esta bala perdida se resiste a ser encontrada.

Miramos y miramos, pero este lugar del crimen es tan concurrido que encontrar la bala es tan difícil como encontrar una aguja en un pajar, ¿cómo podríamos lograrlo? Esa era la clave para poder llegar a encontrar al asesino del chico, pero una mafia no se anda con gilipolleces, son capaces de matarte y enterrarte y de que no se encuentre el cuerpo en toda la faz de la tierra.

Después de mucho tiempo buscando, observo algo en un rincón.

—¡He encontrado algo! —grito para que Roi me escuche desde el exterior de la entrada.

Se acerca corriendo hacia mí, a ver qué he descubierto, y me mira con asombro.

—He encontrado este pequeño agujero en la pared, necesito algo de luz para ver si hay algo dentro.

—Perfecto —me dice—, siempre llevo una minilinterna en caso de emergencia. —Saca esta del llavero, es de esas que puedes llevar a todos lados en imprevistos, por si pierdes algo pequeño en algún lugar.

—Ilumíname ahí, en el agujero —le ordeno—, a ver si consigo ver algo.

Él, súper obediente y sonriéndome hace lo que le pido, sin rechistar y con toda delicadeza.

—Creo ver algo ahí —le digo—, ¿lo ves?

—Parece que ahí hay algo —responde—, pero entre trozos de pared es imposible saberlo a ciencia cierta.

Cojo del bolso, de la bolsita donde las llevo, unas pinzas de depilar las cejas y las uso en la pared, a ver si soy capaz de mover eso que veo. Al principio solo saco arenilla al raspar la pared y, en cuanto puedo mover las pinzas, toco algo duro, como metal, que suena al chocar con la punta de las pinzas.

Intentos mover las pinzas por los lados del objeto y así cogerlo y poco a poco lo extraigo hasta que consigo tenerlo entre los dedos.

—¡Mira, aquí estaba! —exclamo sorprendida.

—Perfecto, ¡lo has encontrado! —responde feliz y me da un fugaz beso en los labios de la emoción que irradia.

Creo que ambos nos hemos quedado un poco en shock, porque no esperábamos que pasara esto de repente, pero incluso así es bonito, se le ve con ojos brillosos y sus mejillas sonrojadas, pero esos ojos preciosos color miel, me puedo ver reflejada en lo que él ha querido decir con ese beso, ¿será muy precipitado pensar que me gusta?

Recogimos la bala en una bolsita trasparente, de esas que llevo de repuesto, por si se me rompe donde llevo las pinzas, y la metemos dentro.

Salimos del lugar del crimen y cogemos el coche a toda velocidad para ir rápidamente a la comisaría, que, gracias a la chivata del GPS, ya se conoce la dirección y me obsequia con la ruta más rápida.

Llegamos a la comisaría y aparcamos rápidamente en una de las plazas reservadas, gracias a ello puedo aparcar fácilmente y tener el auto seguro cerca de la comisaría. Cogemos mi bolso con la prueba definitiva para resolver este caso y entramos a toda leche en el edificio, la verdad es que, al ir corriendo, no llegamos a ver a la gente que salía y casi nos las comemos de una hostia, no fue así porque se apartaron al vernos con esas prisas.

Llegamos a la sala central y Roi fue en busca de su jefe. Salen de su despacho y se dirigen hacia mí, al igual que los demás, que se empiezan a reunir entre nosotros.

—Hemos encontrado la prueba que faltaba —dice Roi a Seren.

—Sí, aquí la tenemos —les digo sacando de mi bolso la bolsa con la bala.

—¿Y cómo la has encontrado? —le pregunta Seren a Roi.

—No fui yo, señor —le responde—, fue Nellya, que la descubrió en una pared, es muy buena en esto.

—Así que eres así, ¡listilla! —salta Barbie—, mira si es igual que tú, Cerebrito, sois un calco —dice mirando a Alec.

—Y tú eres una pijita —suelta Roi—, que te pringas con algo y ya estás chillando de la muerte que te provoca mancharte la ropa o estropearte tus uñas.

—¡Cálmense! —ordena Seren—, no montemos aquí ninguna peleíta de gallos. Y vosotros, ¿tenéis noticias? —pregunta mirando a Neil y Derek.

—Sí, tenemos noticias —dice Derek—, hablamos con la familia Corleone y con la Dinesh, y entre sus familias ellos no había ninguna rivalidad.

—Por lo visto, todas las discusiones entre ellos iban a acabar para siempre —afirma Neil.

—¿Y sabéis cuál es ese motivo por el que todo acabaría? —pregunta intrigado Seren.

—El caso es que la hija de los Corleone, Mia Corleone, estaba saliendo con Kerel Dinesh —dice Neil.

—Él le pidió matrimonio a Mia, y gracias a esa unión, que aceptaron ambas familias, iban a olvidar el rencor que se tenían —explica Derek—, como una paz para siempre entre ellas.

—Perfecto. Sabiendo esto —dice Seren mientras hace una pausa—, ¿quién querría ver muerto a Kerel Dinesh? —pregunta sorprendido e intrigado por todo lo asimilado recientemente.

—¿Podría hablar yo con Mia Corleone? —pregunto delante de todos—, puede que ella sepa algo o nos ayude.

—Es buena idea —afirma Seren—. Tú te ocuparás de ese asunto, Nellya.

—Yo me pondré a contactar con Mia para que venga a la comisaría —comenta Alec el Cerebrito.

Teniendo todo en orden y cada uno en sus puestos, esperamos a que llegue Mia para ponernos manos a la obra y descifrar este caso cuanto antes.

ASESINOS EN LA OSCURIDAD [Papel & Ebook] #ttw2021Donde viven las historias. Descúbrelo ahora