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Hacía semanas que no se sentía bien, había dejado de comer tanto como antes, por los vómitos que le causaba, tenía la presión demasiado baja y eso le hacía tener mareos frecuentes.

Jimin dejó de asistir a su trabajo como recepcionista, su jefe Hoseok y también su mejor amigo, estaba preocupado por la ausencia del pequeño omega.

—Jimin, vamos sal del baño -dijo golpeando preocupado la puerta.

Desde que había llegado al departamento todo estaba desordenado, no había comida en la cocina y la ropa estaba por los sueños, busco a su amigo, pero este estaba encerrado en el baño.

—Dios, Jimin por favor ábreme...-suplicó Hoseok apoyando la cabeza en la puerta.

Se apartó sorprendido cuando está se abrió y dejó ver la demarcada imagen del rubio, pelo despeinado, ropa sucia y parece que no se cambió en días, restos de vómito seco en la comisura de sus labios.

Pero lo que más alarmó al beta fuero sus ojos.

Jimin tenía los ojos rojos con lágrimas secas, había estado horas encerrado en aquella pequeña habitación, llorando por algo desconocido para Hoseok.

—Jimin... ¿Pero qué te ha pasado? -se acercó alarmado.

El omega levantó la mano y mostró un pequeño palo de color blanco, tenía dos barras rojas marcadas en un lateral y los ojos de Hoseok se abrieron.

—Jimin... Eso es... -dijo en shock, señalando el objeto entre sus manos.

—Hobi...-dijo levantando la cabeza, dejando caer las lágrimas acumuladas en sus ojos y comenzó a temblar- Ayúdame Por favor...

Hoseok no dijo nada.

Rodeó el cuerpo tembloroso de su amigo y lo apretó contra su cuerpo, su mente seguía en blanco, pero por nada en el mundo se alejaría de Jimin.

Ahora si que estaban jodidos...

Un Alfa Extraño [Kookmin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora