Entra Anatis

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—¡Hola, soy Tikki!

—¿Entonces el amuleto encantado me da un objeto mágico que puedo usar para derrotar al akuma? —Luka preguntó mientras repasaba la explicación que Tikki le había dado en su cabeza.

Tikki asintió mientras ella y el maestro Fu lo observaban procesar todo a su ritmo.

—¿El cual es una mariposa púrpura?

—Sí, pero es solo una parte de la solución. Tienes que encontrar la solución completa tú mismo —dijo Tikki, haciendo que Luka se pasara la mano por el cabello.

Era un hábito que hacía cuando estaba estresado y en este momento, Luka estaba extremadamente estresado. El destino de París estaba en sus manos y no podía equivocarse.

—También debes capturar a los akumas y purificarlos. Pueden multiplicarse e infectar a otras personas, que luego a su vez quedan bajo el control del akuma que los infectó.

—Es por eso por lo que hay un montón de Corazones de Piedra —Luka murmuró, haciendo que Tikki asintiera—. Es mucho para asimilar, maestro Fu. No sé si puedo hacerlo.

—Entiendo y desearía poder estar allí para apoyarte —el maestro Fu asintió y Tikki voló hacia él.

—Maestro, ¿deberíamos sacar a Plaga también?

—No, ya es peligroso tenerte fuera. Darle un portador a Plaga o siquiera permitir que salga podría empeorar más la situación —declaró el maestro Fu, recibiendo un asentimiento de Tikki—. Pero una vez que todo esté arreglado, consideraré permitir a darle un portador a Plaga. Al fin y al cabo, siempre debe haber equilibrio. Luka, sé que es mucho pedir, pero creo que puedes arreglarlo. Te arriesgaste a revelar tu escondite solo para ver si estaba bien y buscas salvar a tu familia.

—Sí, señor —asintió Luka mientras su mente volvía a su madre, Juleka y Rosa atrapadas en el hielo.

Luka respiró hondo. Si no salvaba el día, entonces quién lo haría. La mayoría están bajo el control de Princesa Justicia y los que no... bueno, probablemente se están escondiendo de ella, temerosos de que ella y su ejército de akumas los encuentren. Luka no los culpaba por estar asustados. Él también lo estaba, pero tenía una opción que ellos no tenían. Podía esconderse como un cobarde o tratar de salvar a París y a la chica que se convirtió en villana primero. Respiró hondo una vez más y se giró hacia Tikki.

—Está bien, Tikki. ¿Cómo me transformó para salvar a París?

Tikki no pudo evitar sonreír por su valentía. El maestro Fu había visto algo bueno en el chico y tenía razón. Podía sentirlo.

—Tienes que decir Tikki, motas. Una vez que uses el amuleto encantado, solo tendrás cinco minutos antes de volver a tu forma civil. Nadie debe saber quién eres, así que una vez que hayas usado tu amuleto encantado, termina la batalla lo más rápido que puedas. Si necesitas volver a la normalidad antes de haber invocado tu amuleto encantado, solo di motas fuera. ¿Entendido?

—Creo que sí —Luka asintió antes de respirar profundamente—. ¡Tikki! ¡Motas!

Luka fue transportado a un espacio diferente cuando Tikki desapareció en una luz roja que voló hacia los aretes. Luka sintió una oleada mágica cuando los aretes se cargaron. Jadeó sorprendido cuando la energía roja surgió y creó una máscara sobre sus ojos antes de que cubriera su cuerpo, creando un nuevo atuendo. No pudo evitar sacar su mano mientras la energía corría por su brazo antes de que creara un cinturón alrededor de su cintura, seguido de un yoyo, luego estaba de vuelta en la sala de estar del maestro Fu, pero vestido con un atuendo completamente nuevo. Miró sus manos mientras asimilaba la transformación. Un traje rojo y negro cubría todo su cuerpo. Partes de sus brazos, sus muslos y su pecho eran rojos con manchas negras que tenían halos amarillos claros a su alrededor. Llevaba botas de combate negras y rojas hasta la rodilla y guantes negros. Se acercó al espejo y vio que su cabello una vez azul y negro ahora era rojo y negro. Sus ojos eran un poco más verdes y tenía una máscara puesta, que era un diseño similar a su traje. También tenía un cinturón negro que tenía un yoyo unido a él. Se lo quitó y lo abrió.

Miraculous: El origen de AnatisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora