Capítulo 8

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Yibo al momento de cerrar la puerta se dió la vuelta, quedando de espaldas contra el objeto, se pegó a ésta y se fue deslizando lentamente hasta quedar sentado en el piso, no aguantó más, juntó las piernas a su pecho, las abrazó y comenzó a llorar como si su vida dependiera de ello.

Se sentía mal, muy mal, el idiota que decía ser su padre había lastimado a la persona que más amaba, quería verlo pagar y sufrir, además se sentía sólo, no tenía a nadie con quien compartir su dolor, solo tenía a su madre, pero en éste momento no podía hacerlo.

Quería tener a alguien, que lo apoyara cuando lo necesitaba, quería a su hermano, lo extrañaba demasiado, extrañaba abrazarlo, bromear con el, llenarlo de mimos y demás cosas, pero eso solo eran recuerdos para la eternidad.

El estaba seguro de que fue su culpa lo sucedido.

(Flashback)

Un chico de cabello negro iba llegando de la universidad, cursaba su primer año y quería llegar a una tienda de juguetes para comprarle algo a su hermanito.

Entró a dicha tienda y se quedó bastante tiempo eligiendo un buen juguete, tardó un poco más de lo esperado, hasta que encontró el objeto perfecto, pagó por él y salió en dirección a su casa.

Pensaba sorprenderlo, quería verlo sonreír de emoción y alegría.

Al llegar, sus padres no estaban, tal vez aún seguían en el trabajo, pero le pareció extraño que la puerta estuviera abierta, con algo de preocupación entro despacio.

Iba ingresando y encontraba todas las cosas tiradas, el sillón de la sala estaba boca abajo, la mesa y sillas de la cocina estaban regadas por todo el lugar, se angustió mucho, así que subió a la habitación de su hermano corriendo.

Justo al llegar a la puerta de entrada, un tipo le apuntó con un arma, estaba cubierto con una capucha que no dejaba ver su rostro.

- no dirás nada, si dices una palabra sobre esto estarás muerto - seguía con la pistola en su cabeza.

- está bien, no diré nada - tragó nervioso.

El tipo se fue corriendo de la casa, hasta que se perdió de la vista de Yibo, éste entró a la habitación y cayó de rodillas al piso.

Su hermano, su alegría, su vida, su todo, estaba tendido en su cama con el cuerpo lleno de sangre, parecía tener golpes por todas partes, además de varias cortadas en sus brazos, las sábanas estaban empapadas por la sangre del más pequeño.

Salió de su trance y corrió hacia el menor, lo miró por escasos segundos sin poder parar sus lágrimas, se sentó en la cama y arrimó el cuerpo de su hermano a su pecho, abrazándolo con mucha fuerza, mientras lloraba y gritaba.

- hermano!!! Fanxing!!! Despierta!!!

El sabía que eso no pasaría, pero quería tener esperanza de que su hermanito abriera sus ojitos.

Rato después llegaron sus padres, y vieron todo el desorden en la casa, subieron a las habitaciones y encontraron a su hijo mayor abrazar el cuerpo sin vida del hijo menor, corrieron hacia ellos, preguntando que había pasado, pero el mayor solo lloraba sin poder detenerse, la vida se le había ido.

Desde aquel momento, las peleas entre sus padres surgieron, eso nunca había pasado, y sabía que todo era culpa suya, debió no ir a aquella tienda y pudo haber salvado a su pequeño hermano, nunca olvidaría aquello.

(Fin del Flash Back)

Se levantó de su lugar y fue a su habitación, abrió el armario y sacó aquel juguete que había comprado hace dos años, aún conservaba la envoltura de plástico.

Se sentó en la cama apreciando ese auto color rojo, con pequeños conejitos a los lados.

Se recostó boca abajo y volvió a llorar con fuerza, quería a su hermano de vuelta, quería estar con él.

Una idea le pasó por la mente, una que podría hacer que esté con su hermano en dónde quiera que se encuentre.

Fue al baño, buscando unas pastillas, no importaba cuáles fueran, iba a terminar con su vida, no podía seguir con aquella carga, además, de ese modo podría estar al lado de su hermanito.

Pero al momento en que estaba por tomarlas, un recuerdo pasó por su mente, dos días antes de lo sucedido, el pequeño A-Xing le había dicho unas palabras, al recordar eso decidió parar todo lo que estaba por hacer.

- hermanito - lo miró con una sonrisa - tienes que ser feliz con una persona que te ame mucho.

- Porqué dices eso? Yo soy feliz contigo - sonrió.

- no seas tonto - le dió un leve golpe - me refiero a una pareja, no importa si es hombre o mujer, pero tienes que ser  feliz con alguien, lo harás?

- woow, desde cuándo eres tan liberal? - se sorprendió ante las palabras de su hermano.

- pues, no entiendo cómo la gente mira mal a las parejas entre hombres o mujeres, ellos no decidieron a quien amar, solo pasó, así que, me prometes que encontrarás a un novio o novia que te haga feliz? - sonrió.

- está bien, le daré un buen cuñado o cuñada a mi hermanito - jaló su nariz son suavidad.

Debía cumplir con su promesa, iba a encontrar a una buena pareja que lo hiciera feliz, así que paró todo para no defraudar a su hermano, el cual lo veía desde el cielo.

Encontraré a una buena persona, para que así estés contento - dijo, mirando al techo.

Miró la hora, ya serían las 6 de la tarde, debía volver con su madre, la había dejado sola bastante tiempo, tal vez aquel imbécil ya no estaría cerca de su vista, así que descartaba la idea de encontrarse con él al abrir la puerta.

Tomó unas cuantas cosas de la habitación de su madre, como ropa y algunos objetos personales, guardó lo que ella le había pedido que llevara.

Una vez guardó todo en una pequeña mochila, se dispuso a salir de la casa en dirección al hospital, nuevamente.

Escuchaba movimiento fuera de la casa, pero le restó importancia, se dirigió a la salida y abrió la puerta para salir, justo en ese instante, sintió como una figura estaba parada frente a él, no supo quién era, llevaba la cara cubierta por un sombrero negro.

Esa prenda le pareció conocida, entonces reparó que era ese chico de los ojos morados, le pareció extraño que estuviera ahí, nunca le dijo a nadie dónde vivía, inexplicablemente, sintió una ganas inmensas de llorar de nuevo.

El menor notó esto, así que sin pensarlo mucho, lo abrazó con fuerza, el mayor correspondió de inmediato al abrazo mientras enterraba su rostro en el hombro del menor, llorando con fuerza, en ese momento se sintió tan vulnerable, por lo que dejó ser atendido.

Mi chico de ojos morados (YIZHAN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora