25. ALEJANDRÍA (JHK)

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-No estoy entendiendo nada JungSuk-

-Su abuelo fue un hombre cuel, el cual creía que todos estaban por debajo de él y que las mujeres no eran más que simples pedazos de carne para la satisfacción de los hombres- dijo -Un día el rey Siwon fue al bosque maldito en busca de ayuda ya que la que era en ese entonces la reina no podía engendrar. Buscó a las mujeres que habían sido bendecidas por el cielo y la tierra, como hombre se humilló y pidió porque el vientre de su esposa fuera fructífero y ellas le ayudaron- le miró -Sin embargo, cuando el vientre de tu abuela albergó la vida de tu padre tu abuelo dio rienda suelta a todo el odio que sentía hacia las brujas mestizas, las casaron y quemaron en la plaza central... frente a todos pero antes de que el último aliento escapara del pecho de la última de ellas esta lo maldijo- contó -No habría prosperidad en las tierras de Alejandría y los vientres en este no serían fructífero, la maldición trascendió a tu padre, el cuál murió intentando salvar a tu madre, esta había sido secuestrada por un grupo de mujeres que nadie conocía... querían matarte Hoseok-

-Pero... ¿es acaso mi culpa? Es un tanto ilógico-

-Llevas la sangre de Siwon por tus venas...-

-No soy como mi abuelo-

-Pero hay algo más...- murmuró el hombre.

-¿Qué es lo que me escondes JungSuk?

-"El hombre bendecido por los ríos y el fuego no debe juntarse con aquella que el cielo y la tierra han besado... si sus caminos llegan a encontrarse, el mal de toda la tierra será desatado"....-  

Sacudí mi cabeza cuando los destellos de aquella conversación llegaron una vez a mi mente. No podía entender lo que aquello significaba, ¿una profesía? ¿Una maldición? No entendía en lo absoluto.

-Su majetad...- Jungkook entró haciendo una pequeña reverencia.

-¿Qué sucede?- pregunté cansado, dejando los documentos de lado.

-La pricionera, la bruja... ella ha hecho un requerimiento- mencionó y levanté una de mis cejas.

-¿Disculpa?-

-Ella, señor, ha pedido hablar con usted- suspiró -Ha golpeado a tres de nuestros guardias- hizo una mueca en su boca -Ella está un tanto... agresiva-

-A ver Jungkook, explícate mejor-

-Los sirvientes fueron a llevarle de comer, tal como usted pidió pero ella se rehusó- mencionó -Apela diciendo que se le ha tratado como un animal cuando solo es una grajera más-

-Estas mierdas me gano por jugar a ser el defensorde todos- bufé -Llévame, iré con ella y acabaremos esto de una buena vez-

-Como ordene, rey- inclinó su cabeza y comenzó a guiar el camino, este se hizo silencioso y largo a la vez, por mi mente no dejaban de pasar aquellas palabras, una y otra vez.

Miré el pasillo a los calabosos y suspiré, sin embargo, cualquiera cosa que iba salir de mi boca quedó atorada en mi garganta al ver la situación que estaba frente a mi.

Ella... ¿tenía sujeto al guardia por el cabello?

Una pequeña risa escapó y sus ojos se encontraron con los míos, carraspeé.

-¿Qué es lo que sucede?- pregunté intentando no dejar la gran carcajada que se mantenía en mi garganta.

-Su majestad- hizo una reverencia -La pricionera se ha encargado de golpear a todo el que se acerca a su celda- mencionó y miré a la mujer.

-¿Algo que decir?-

-Usted no me puede mantener aquí, Rey. No vivo bajo sus mandatos, sus leyes no aplican hacia mi, pues no soy su subdita-

-Habitas en mis tierras- refuté.

-Se equivoca- suspiró -Vivo en la montaña del norte, en el antiguo hogar de las medicinales, el hogar de las "brujas"- mencionó haciendo comillas con sus dedos y me acerqué más hacia su celda.

-Entonces la anciana tenía razón, eres una de ellas- afirmé con semblante serio -¿Haz matado al hijo del panadero?- pregunté.

-Señor, el joven había intentado quitarse la vida- respondió -Yo solo le intentaba ayudar-

-Lo hubieras dejado morir, de aquella forma no estarías en estas condiciones- suspiré frotando mis cienes -Ante los ojos de mi reino no eres más que una asesina y no puedo dejarte ir- me giré con intención de irme pero un tacto cálido en mi brazo junto a una escalofriante pero calida sensación me detuvieron.

Su mano sujetaba con delicadeza mi brazo y ella parecía tan sorprendida y perdida como yo.

-¿Qué es lo que haz hecho?- pregunté con voz grave.

-S-su majestad- tartamudeó, aquella personalidad ruda por un momento pareció dejarla.

-¡Te he hecho una maldita pregunta!- grité, estaba aterrado -!¿Qué me haz hacho?!-

-Y-yo... no he hecho nada- su respiración era pesada. -La profesía- la escuché murmurar y mi cuerpo tembló.

-Irás a la horca, por brujería- dictaminé sintiendo mi corazón doler, con el miedo invadiendo mis venas y mi cabez dando más de mil vueltas.

Aquello no podía ser cierto.

Dándole la espalda abandoné aquel lugar, con mi brazo siendo apresado por el calor. Levanté la manga de mi túnica y ahí estaba, eran caminos -como pequeñas venas- de un vibrante color rojo.

La profesía comenzaba a cumplirse, la maldición había despertado.












Les dejo este pequeño adelanto, les quiero 🖤

ʙᴀɴɢᴛᴀɴ ʀᴇᴀᴄᴛɪᴏɴꜱ 2 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora