❛𝐴𝑀𝑂𝑅 𝐶𝐼𝑁𝑆𝐸𝑅𝑂❜／❨ PREDATOR X LECTORA ❩

Cap 5 ︙𝙇𝙤 𝙌𝙪é 𝘼𝙝 𝙀𝙨𝙩𝙖𝙙𝙤 𝙋𝙖𝙨𝙖𝙣𝙙𝙤.

Narra Maykel:

Flash Back...

Aún recuerdo esa noche dónde ví y conocí al demonio...

Yo y mis compañeros estábamos en un auto en una de las carreteras que no sé  suelen usar. Mi amigo Tomás, yo y otros dos compañeros más Alber y Sebastián, nos dirigimos a la entrada trasera del bosque turismo; según Tomás ésa entrada nadie la usaba, por lo qué siempre estába cerrada, no me molesté ni nada por el estilo más bien estaba tranquilo por conocer un nuevo atajó.

ー Oh viejo estoy tan ancioso de caerles a golpes a esos tipos.

ー Veo que tienes muchas ganas de adrenalina Tomás.

El era un chico de esos tipos rockeros. Le gustaba mucho el color fucsia y morado, por eso se tiñó el cabello en ese color con un rayo morado de decoración, usaba un pantalón de cuero negro con 3 cinturónes hasta el abdomen, una camisa de maya dejando ver su pectoral junto a una chaqueta del mismo estilo del pantalón, también le gustaba usar zapatillas japonesas cosa que nunca llegué a entender el porque.

Y por si fuera poco dos aretes pequeños en su oreja izquierda y un piercing en su nariz, estatura mediana, y delgado con piel blanca.

ー Vamos cualquiera lo estaría además no soy el único. Al parecer Alber si quiere ver correr sangre, ¿No es así viejo?.

Tomás y yo miramos hacía atrás Alber era moreno oscuro. Más oscuro que yo, incluso me gana en estatura y músculos, a el si le gustaba usar ropa normal, solo que amaba los tatuajes; A simple vista se podría saber ya que tiene todo el cuerpo llenó de estos.

El afilaba una navaja con otra entre si. Solo alzó un poco su rostro pará mirarnos y hacer lo que estaba haciendo.

Por otro lado Sebastián solo dormía un poco en su asiento. Seguramente recuperando energías para nuestra pelea; El era de mi mismo tamaño, piel blanca y cabello liso, con una cicatriz en su mejilla izquierda.

ー Vaya ustedes nunca cambian. Ya casi llegamos.

Mencionó tomas mientras conducía. Yo estaba en el asiento de al lado, y Alber y Sebastián sentados en los asientos de atrás.

Miré por la ventana al igual que los demás. Y evidentemente estábamos llegando, Tomás estacionó el auto cerca de la entrada, fui el primero en bajar, luego me siguieron Alber y Sebastián.

ー ¿Y como se supone que pasaremos eso?.

Pregunto Alber al ver la entrada y esque era un gran portón con un viejo mensaje de bienvenida. También me pregunté a mi mismo el como pasaríamos éso, era como unos 3 metros, no sería fácil subirlo.

ー Hhmm... quizás haya otro atajó.

Dijo Sebastián frotándose el rostro del cansancio. Pobre no durmió de seguro mucho que digamos.

De repente las luces del auto se encendieron hacía nosotros y la puerta. Luego salió Tomás con una gran pinza de hierro, sonreía muy confiado.

ー Muy fácil solo hay que abrirla amigo mío.

ー ¿Abrirla?, pero nisiquiera tiene candado.

ー Eso es lo que tú crees Maykel.

Me dijo pasando a mi lado. Hizo aún lado unas cuantas hojas y ramas, y si, efectivamente, había un candado grande junto a unas cadenas, tomas puso la pinza en la cadena apretando con fuerza para romperla.

Pero no pudo ya que era delgado. Se detuvo y tomó una bocana de aire, luego miro a Alber.

ー Viejo no puedo házlo tú.