Capítulo 7

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Márkov no dudó en absoluto, impetuosamente tomó a Karsis por detrás de su delgado cuello y le jaló rompiendo la poca distancia que había, uniéndose así a esos tiernos y suaves labios que se abrieron en medio de la aparente confusión que su rostro reveló.

Mientras su lengua asaltaba la inexperta boca del menor, podía sentir un fuerte impulso que le incitaba a ir mucho más lejos que eso, deseaba más, deseaba todo...

Concluyó tras arrebatarle el aliento a ese muchacho que acabó agitado y completamente sonrojado por lo que acababa de pasar, parecía nervioso, pero no había ningún tipo de rechazo o enfado en su expresión, podía continuar mientras él no le pidiera detenerse.

— ¿Estás bien? —preguntó por cortesía, se mantuvo suficientemente alejado y sin tocarle, dándole espacio para evitar que pudiese sentirse abrumado.

— ¿Por qué hiciste eso? —cuestionó confundido, sostenía la sábana con fuerza sobre sus piernas y comenzaba a notarse bastante tenso, algo que no era conveniente para Márkov.

— ¿Te ha disgustado?

—No, es solo que, yo no...

— ¿Cuál es el problema? —Márkov se inclinó nuevamente sobre él pretendiendo repetir aquella osada acción, pero Karsis se alejó ligeramente mirándole inseguro.

—No deberías hacer esto.

Márkov soltó una risa ronca, era irónico pensar que ese niño pretendía decirle lo que "no debería" hacer, a esas alturas estaba de sobra, después de todo, su vida era una serie de restricciones que decidió ignorar, y esa noche estaba decidido a obtener de Karsis todo lo le viniera en gana.

Ignorando sus palabras, que no eran relevantes en ese momento, siguió acorralándole contra el colchón, dejándolo sin escapatoria le tomó el mentó abriéndole los labios y le besó una vez más, profundizando le metió la lengua bruscamente demandando que correspondiera.

El chico no se opuso, aunque tampoco parecía muy receptivo, pues se quedó quieto dejando escapar un gemido cuando la otra mano de Márkov se deslizó por debajo de las sábanas, posándose entre sus muslos.

Karsis apenas podía pensar, su cuerpo entero reaccionaba a las caricias y a ese beso que le dejaba sin aliento, por más que se repetía una y otra vez que eso no estaba bien, había algo que le impedía hacerle caso a la razón, ni siquiera intentó alejarlo, viéndose rápidamente en una situación para la que no se sentía preparado.

Se estremeció cuando sintió una firme y excitante caricia sobre su pequeño miembro humano, seguido de ello la mano de Márkov le atrapó, moviéndose tortuosamente hasta arrebatarle lo poco que le quedaba de cordura. El beso fue tornándose menos exigente, Márkov dejó de insistir y se separó un instante para mirarle, entonces Karsis pudo notar la atrapante profundidad de sus penetrantes ojos, sumándole sus perfectos y masculinos rasgos junto a la sonrisa ladina que le acompañaba.

Un cosquilleo que se originó en su vientre bajo le hizo gemir ahogadamente, pues se extendió a cada rincón de su cuerpo, se sintió arder por dentro y no entendía por qué, pero deseaba más, mucho más.

— ¿Quieres hacerlo? —preguntó Márkov deteniéndose por completo, no avanzaría más o no podría detenerse, era ese el punto decisivo de la noche, si Karsis se negaba tendría qué aceptar la derrota y retirarse, no pretendía obligarlo después de todo.

Karsis le miró confundido, no esperaba que hiciera esa pregunta, y aunque la voz racional en su cabeza trató de responder, el deseo en ese punto había dominado absolutamente. Asintió despacio, expectante y aturdido por igual.

Enseguida Márkov dejó de tocarle y levantó sosteniéndole por la espalda y una de sus piernas, Karsis se aferró a él sin comprender a dónde iban cuando notó que le cargaba saliendo al pasillo, un instante después ya habían entrado a otra habitación, la misma donde algo como eso ocurrió por primera vez meses atrás, de una manera demasiado agresiva y que Karsis recordó inmediatamente.

Océano cautivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora