Capítulo 9

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La mañana corría tranquilamente, siendo ignorada por los dos cuerpos que descansaban entrelazados. Márkov comenzó a despertar y sus brazos estrecharon el cuerpo de Karsis mientras recordaba lo bien que la habían pasado.

Abrió los ojos fascinado con la imagen del menor completamente dormido, tranquilo y cómodo. Habían decidido juntos olvidar todo lo que sucedió al inicio, desde cómo se conocieron, hasta lo que pasó en esa misma habitación en aquel entonces, eso en específico era un tema que Márkov evitaba mencionar e incluso pensar.

Ya habían pasado algunas semanas de haber concretado su relación, y avanzaban a pasos enormes, no solo en la intimidad, sino en todo, la convivencia era tan fluida y se entendían tan bien que daba la sensación de tener años conociéndose. Incluso mientras dormían, sus cuerpos encajaban perfectamente, era como si Karsis hubiese sido hecho a su medida, pues jamás había despertado tan cerca de alguien sin sentirse invadido, o tan siquiera incómodo por mantener la misma posición durante la noche, por más que pudiese haber tenido relaciones parecidas en el pasado, existía una marcada diferencia, y era la compatibilidad indiscutible con Karsis, que no logró con nadie que hubiese sido parte de su vida incluso durante años.

Besó su frente pensando en no despertarlo, su plan era salir de la cama para pedir que preparasen el desayuno de ambos, pero no era capaz de soltarlo, pues no despertó en la mejor disposición de retirarse, y el deseo de continuar sintiendo su cálida piel le hizo deslizar las manos hacia su trasero, mientras se hundía en su cuello tratando de percibir ese aroma que era tan característico del menor.

Lo escuchó gemir y un balbuceo con su nombre le hizo saber que había fallado en su cometido, Karsis estaba despertando.

—Buenos días. —dijo al separarse, porque no iba a perderse su expresión de siempre, mirándole tan confundido mientras terminaba de reaccionar.

Karsis tardó un instante mirándole en silencio, una suave sonrisa se dibujó en sus labios mientras se sonrojaba avergonzado.

—Me hacías cosquillas. —comentó Karsis encogiendo el hombro en donde antes había estado Márkov. Tras un breve instante en silencio, levantó una mano acariciándole la mejilla. —Es por tu barba, te ha crecido...

—Arreglaré eso hoy mismo.

—No me molesta. —murmuró y se estiró para darle un pequeño beso en la comisura de los labios, tan recatado que no tenía comparación a lo que habían hecho en esa misma cama una y otra vez.

Márkov veía aquella intimidad como algo natural, el sexo nunca fue algo de lo que se hubiese privado, incluso cuando no tenía una pareja formal, así que con Karsis resultaba aún más lógico que sucediera, sin embargo, desconocía lo significativo que era para el menor. Karsis tenía un concepto muy distinto sobre lo que hacían todas las noches, y había tomado una decisión desde que estuvo convencido de querer quedarse junto al hombre del que cada día se enamoraba más.

Al inicio, los primeros acercamientos eran extraños para él, no sabía cómo pedirle que se detuviera, antes necesitaba pensarlo demasiado, pero tampoco se sentía incómodo con ello, solo preocupado por no saber qué sucedería si continuaba permitiéndolo, aunque el trato amable de Márkov le hacía olvidarse de todo, pronto los arrepentimientos e inquietudes pasaron a ser algo inusual, hasta que desaparecieron por completo cuando tuvo claro que deseaba quedarse a su lado por siempre.

A raíz de su decisión supo que faltaba una sola cosa por hacer, pero todavía no tenía idea de cómo debía ocurrir. Era lo único de lo cual aún dudaba, pues confesarle lo que realmente era, de dónde venía, no era algo que le involucrara solo a él de manera individual, no tenía idea de cómo reaccionaría Márkov, y temía arruinarlo todo por algo que bien podía mantener en secreto, tal vez esa era la mejor forma de evitar que todo acabara, temía que lo que su padre le dijo sobre los humanos fuese verdad.

Océano cautivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora