Algo A Cambio

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Bárbara

¡Me llava el diablo! No podía creer que el idiota de Santos Luzardo había cazado a MI caballo, lo peor de todo es que Antonio no pudo hacer nada para evitarlo. Detesto a ese capitalino de cuarta, me las va a pagar, le juré qué viviría un infierno y eso hice en esta semana.

Le quité ventas de ganado, le robé más tierras e incluso ganados cimarrón que con mucho esfuerzo había conseguido. El muy estúpido nuevamente quiso denunciarme pero al parecer no le había quedado claro anteriormente que no puede hacerlo, es terco el imbécil.

Perdió mucho dinero y tiempo, no le quedará de otra que larguese no sin antes venderme Altamira.

Me enteré que todavía le quedaba cosechas tanto de café como uvas. No creo que sea tan buena cosecha como la mía, dentro de poco llegará un cafetero importante del extranjero dispuesto a comprar la mejor calidad de café de Colombia y por supuesto me comprará a mi. Santos seguro querrá tener esta oportunidad en cambio yo no se lo voy a permitir.

-¿Mi doña, pero debería dejar que don Santos tenga una venta?

-Nada de eso, Juan Primito. ¿De cuándo acá eres amigo de él?

-Desde mucho tiempo mi doña, conozco todo acerca de él.

-¿Ah si? - él asiente y yo sonrió de lado. -¿Qué sabes?

-Que don Santos es bueno con todos en Altamira, los invita a comer con él en la mesa, pregunta a cada pion su vida y si necesita algo para que lo ayude. Escushé también que tiene novia en la capital, pero hace mucho que no ve.

-¿Una novia?

-Si, que espera por él pa' poder casarse.

-Con el paso que va, dudo mucho que pueda regresar. - me rio divertida.

-Antonio dice que está muy enamora'o de la señorita.

-Se dice enamorado, Juan Primito. - le corrijo.

Así que el doctorcito necesita el dinero para poder casarse, pero que divertido se pone esto.

-También con él está don Lorenzo.

Le miro rápidamente.
-¿Qué dijiste? ¿Qué el borracho vive con él?

Juan Primito bajo la cabeza y con algo de temor asintió.

-Mi doña, ya llegó el hombre extranjero que esperaba. - dijo León luego que entró y se quitó su sombrero.

-Perfecto. - sonrió complacida. Es momento de truncar otro negocio de Santos.

-¡DOÑA BÁRBARA! ¡DOÑA BÁRBARA! - los gritos de Antonio me sorprendió, me levanté del sofá donde me encontraba sentada y vi llegar a Antonio a la sala quedandose frente a mi.

-Retirense. - le ordeno a los demás. Estos se van de inmediato. -¿Qué te pasa? ¿Por qué vienes gritando a mi casa como una vieja loca? - le miro altanera y mis manos posaban en mi cintura.

-Vengo a pedirte que dejes que Santos haga el trato con el comerciante. - sin que pudiera contenerme suelto una carcajada.

-¿Y yo por qué haría esa estúpidez? Perdería un gran trato, mucho dinero, y yo no voy a desperdiciar el momento preciso para quedarme con el cliente.

-Por favor, estás dejando Altamira en ruinas. - me miró suplicante.

-Él se lo buscó. - me encogo de hombros. -Sabes que tengo la mejor cocecha de la zona, tengo que venderla.

-¿Me dejarás sin hogar?

-¿Qué? Antonio no exageres, no vas quedar sin...

-Sabes que la tierra donde vivo le pertenece a los Luzardo. Y si no le dejas más alternativas, va a vender Altamira por lo tanto me tendré que ir de la casa dónde nací.

Yo No Me EnamoréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora