Los tres se encontraban allí en el jardín delantero de la hacienda El Miedo alrededor de los demás peones, los cuales se veían con rivalidad, Melquiades por dentro le divertía la situación por la inmadurez de éstos, un día acabarán mal.
El primero en decir una palabra para romper el hielo fue Bárbara.
-¿A qué se debe su honorable visita, Doctor Luzardo? - Bárbara no perdía el tiempo de mirarlo con coquetería.
Al menos endulzado el momento algo fastidiado por ver la presencia de Sandoval, no se le apetecía verlo en esos instantes.
-Vine a hablar con usted. - respondió Santos, notando el juego de la doña.
Él no sé iba a quedar atrás, le seguiría el juego, quería saber hasta donde podía esa mujer llegar con su descaro.
-Pues bien, hagamoslo adentro hace menos calor y tendremos privacidad. - Bárbara le sonríe, se gira sobre sus talones para adentrarse a la hacienda.
-Balbino... tú no. - dijo dentiendo su marcha. Lo conocía perfectamente, era muy posesivo.
Sabe muy bien lo que el hombre pretende.
-A ti nadie te invitó. - diciendo éste último le deja en claro su posición.
Bárbara continúa su camino con Santos Luzardo detrás suyo siguiéndole el paso.
Antonio estuvo atento a todos los movimientos de aquel par y entendía perfectamente el juego de estos dos.
No podía evitar sentir molestia por la cercanía que iba a comenzar a tener Santos hacia Bárbara, sin embargo, Bárbara sólo lo trataría amablemente para llevárselo a la cama y después botarlo como si no fuera nada.
No podía permitir que jugara con su mejor amigo.Estando en la sala de estar Eustaquia que se hallaba allí se sorprendió de verlo, miró al joven y era un mozo mucho mejor de lo que esperaba porque si en la fotografía del periódico era muy apuesto en persona era mucho mejor.
Bárbara dio los honores de presentarlos para luego ofrecerle algo de beber, Santos la sorprendió pidiendo un jugo, era algo fuera lo común en un pueblo como ese que todos los hombres beben alcohol hasta el apellido. Eustaquia se retiró a la cocina a prepararle un rico jugo de Tamarindo. Mientras la vieja nana volvía con lo pedido, la doña invitó a su vecino a sentarse en uno de los sofás y ella se sentó en uno frente a Luzardo.-Mire doña, yo primero que nada. Quisiera disculparme con usted por el incidente de la otra vez en el pozo. Yo, no sabía que usted estaba. - Se disculpó Santos, aunque por dentro no le importaba puesto que para él fue lo mejor que había disfrutado al llegar a esas tierras.
Pero siendo el caballero que es, debía disculparse por aquel atrevimiento de su parte el no haber apartado su vista de ella.
-Pero estaba. - agrega ella. -Lo curioso es, ¿por qué no volteó? Así hubiera evitado el bochorno de verme totalmente desnuda. - su voz brotaba sensualidad, algo que empezaba poner nervioso a Luzardo.
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Yo No Me Enamoré
FanfictionUn nuevo desafío llega para Bárbara Guaimarán, es el desafiarse así misma que no se ha enamorado, porque La Doña no se enamora sino que utiliza a los hombres como quiere. ¿Tendrá razón? Historia basada en la telenovela Doña Bárbara y la novela liter...