chapter 24.

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❝Nunca creí que volvería a ver tu horrenda cara de nuevo, Jeon Jeongguk.❞

D E E P  W E B.
...

—¡Devuélveme a mi mocoso, Jeongguk!

Min y Park estaban a unos metros de atraparlos.

—Mierda. Abraham, rápido. —Se dirigió al rubio empujándolo para sacarlo del pequeño trance que había tenido, Jeongguk comenzó a correr entre la gente con Eunjin.

Abraham obedeció siguiéndolos por detrás, la gente tapaba la vista de ambos hombres.

—¡¿Qué mierda esperan, eh?! ¡Vayan a perseguirlos!—Ordenó Min de manera tensa a sus dos hombres, Park también comenzó a correr detrás de ellos. Min sabía que nada saldría bien así que con pesadez decidió emprender marcha también.

Jeongguk siguió caminando con rapidez perdiéndose entre la gente, Eunjin apretaba su mano con fuerza, no quería irse.

—¡Detente ahí, Jeongguk! La manzanita es nuestra. —Park seguía corriendo detrás de ellos, sus gafas de sol habían caído al suelo. 

El mercenario gruñó ignorando los gritos del escandaloso de Park, soltó una gran maldición cuando se vieron interceptados por los dos hombres de Min en una esquina solitaria. Estaban acabados.

—Ggukie...no otra vez. —Susurró la pelirroja aferrándose al cuerpo del tatuado, Jeongguk le correspondió de la misma forma. Nadie le arrebataría a su pequeña ángel de nuevo, primero se los lleva al infierno antes de que lo toquen.

—Eres mía para la eternidad, Kim Eunjin. No te dejaré ir.

—Vaya, vaya. —El empresario llegó al lugar seguido de Jimin quien tenía una encantadora sonrisa en su rostro, cínicamente saludó a la pelirroja. —Nunca creí que volvería a ver tu horrenda cara de nuevo, Jeon Jeongguk.

—Oh, Min. Me vale verga si querías verme o no, ni siquiera te recordaba hasta hoy. —Soltó duramente ganándose la risa de Park Jimin, Jeongguk apretó la cintura de Eunjin cuando notó que se acercaba.

—Ni te atrevas a ponerle una puta mano encima, Park. Te juro que te haré que te tragues tus propias bolas, traidor hijo de perra.

—Eres un grosero, Gguk.  —Respondió Jimin pasándose una mano por las hebras grisáceas, Yoongi seguía observando la escena seriamente. — Hola, Abraham. ¿Debería decir que es un gusto volver a verte?

Abraham se tensó observándolo de reojo, estaba detrás de Jeongguk mientras en su mano escondía el arma.

—No lo es para mí, traidor.

—¿Traidor?—Park rió encantadoramente acercándose todavía más a los tres chicos. —Sólo miré a otros horizontes.

—Dejen sus mariconadas cursis para después. —Expresó Yoongi con frustración, sólo quería llevarse a la mocosa y follarla duramente.

Jeongguk sintió la agitada respiración de Eunjin en su cuello, algo andaba mal en ello.

—Ggukie hyung...—Susurró aún escondido entre su cuello, Min observaba fríamente la manera en la que el mercenario tocaba a lo que consideraba suyo.

—Hey, muñequita ¿Qué mierda sucede?—Le cuestionó mirándole a los ojos, Eunjin se aferró a su camiseta para evitar caer al suelo. Jeongguk la sostuvo firmemente de la cadera mientras observaba el estado deplorable de la chiquilla. —Eunjin, háblame.

—Park, ve por él.

El grisáceo asintió dando pequeños saltitos al acercarse, irradiaba felicidad cínica por doquier. Abraham de inmediato le apuntó con la arma temblando un poco pero seguro de lo que hacía, los dos hombres de Min apuntaron al rubio instantáneamente. No habría forma de salir vivo.

—Suelta esa arma, niño. Sabes que saldrás tiroteado por mis dos hombres. —Habló el empresario duramente dedicándole una penetrante mirada, Park esbozó una mueca de aburrimiento.

—Ggukie, n-no puedo...—Logró articular la pelirroja sintiendo nuevamente el aire escapar de sus pulmones, el mercenario la tomó del rostro obligando a que lo mirase. —Está sucediendo...de nuevo.

—¡Ajá! ¿¡Y planeas dispararme aquí? ¿Olvidas que hay gente? Tu fachada de empresario santo se caerá. —Mencionó Abraham balbuceando sin dejar de apuntarle al caníbal.

Min apretó su mandíbula con enojo y se quitó las gafas que poseía.

—¿Crees que van a creerte a ti, desgraciado? Te buscan por asesinato y ese imbécil de ahí está muerto legalmente. —Le dijo con ironía sin dejar de observar como la arma temblaba entre sus manos, sonrió con aires de superioridad mientras a su lado Park estaba ansioso por quitarle a Jeongguk lo que quiere. —En cambio, yo soy un exitoso empresario y Park es el dueño de un famoso restaurante. Puedo decir que ustedes dos quisieron secuestrarme a mí también justo como lo hicieron con la mocosa.

—Eunjin, cálmate. Mírame a la cara, amor.

La mencionada observó a Jeongguk con sus ojitos cristalizados, a pesar de tener las manos del mayor en su rostro no lograba calmarse. No con el miedo que sentía.

—Ggukie..no dejes..que

—No te dejaré ir. Joder que no. —Lo interrumpió con brusquedad besándole en los labios sin importarle que estaba a nada de morir por Min. —Naciste para ser mía, Eunjin.

—¡Tráelo aquí, Park!—Gritó Min harto de la palabrería, el grisáceo se acercó a la pareja.

—No vas a tocarla.

—¿Quién dice que voy a tocarla a élla?—Respondió coquetamente trazando líneas imaginarias en el pecho del tatuado, Jeongguk le sostuvo de la muñeca con fuerza distrayendose en la acción. —Ups.

Jimin aprovechó la oportunidad para atraerlo consigo y golpearle en al abdomen con la rodilla, los dos hombres de Min rápidamente se acercaron tomándolo de los brazos.

—¡Carajo, Park! ¡Déjalo!—Le gritó Jeongguk furioso intentando librarse del fuerte agarre de los hombros, por un momento logró golpearles a los dos en el rostro pero de inmediato lo atraparon antes de que siquiera se acercara a la sollozante Eunjin.

—Hey, manzanita. Dame la mano. —Pidió Park mordiéndose el labio conteniendo sus ganas de reír, abrió su boca impresionado cuando vió a la menor. —¡Wow! ¿Esto no te parece un déjà vu?

Eunjin soltó pequeños quejidos al no poder respirar de manera adecuada, estaba sufriendo al ser preso una vez más de un ataque de pánico.

Abraham seguía paralizado, el arma estaba en sus manos pero Min le apuntaba con otra muy cerca.

—Manzanita deliciosa, sabes que soy impaciente.

—Por favor, s-sólo...yo no puedo..

—¿No puedes respirar? ¡Lo hubieras mencionado antes!—Exclamó con falso enfado agachándose a la misma altura que Eunjin en el suelo. —¡Te pasaré respiración boca a boca!

—¡Déjalo en paz! ¡Mierda, Park! ¡Ya basta!—Los gritos desesperados de Jeongguk hicieron que Min se girara a verlo con ligera impresión.

Abraham no resistió ver más la escena, era desgarrador ver como Jeongguk luchaba desesperadamente por zafarse del agarre. Desesperado por no ayudar. Sus ojos vagaron en Eunjin, él también sufría siendo víctima del ataque de pánico. Tenía que ayudar.

Y ayudó jalando del gatillo.

deep wed › j.jungkook #1 (terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora