epílogo original.

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Nunca se sintió un frío como aquella mañana del miércoles, sin embargo, era lo menos importante para Eunjin.

Podía sentir la brisa del frío de nuevo en su cara, podía respirar tranquilamente sin ningún temor.

Era libre.

Superar cada experiencia traumática que vivió fue realmente duro para ella, un año en terapias y aún faltaban muchas sesiones más para que su mente dejara de jugarle malas pasadas con los recuerdos, con las veces en las que creía haber observado a los hombres que le hicieron daño. A todos ellos y especialmente a uno, al que inició todo privándole la libertad.

La cicatriz de aquella noche en donde la bala impactó su cuerpo aún seguía en el mismo lugar, por suerte no fue tan grave y logró regresar a salvo a casa, con su familia y amigos.

Jamás fue tan feliz como ese día en el que despertó y los ojos de su amigo fue la primera cosa que pudo ver, pudo llorar libremente y deshacerse entre los abrazos de Hoseok. Pudo permitirse todo porque ya estaba en casa, a salvo.

Existió otra cosa más complicada aún, la dependencia. Habían noches en las que Eunjin despertaba entre pesadillas, con la ansiedad haciendo presencia y empeorando su estado. Largas noches en donde no sabía si era real que fuera libre, noches en las que también pidió ver al sádico mercenario Jeongguk, fue un proceso demasiado doloroso y duro para ella.

Sin embargo, ahora estaba ahí de pie una universitaria soñando con ser médica, mejor renovado gracias a las infinitas terapias y el apoyo de su familia, incluyendo amigos también. No era un punto final aún, las crisis seguían ahí a pesar de todo, no estaba segura de si algún día podría olvidar todo lo traumático.

Pero lo intenta.

Y saber que la mayoría de sus verdugos estaban pagando sus acciones le hacía sentir esperanza de salir a la calle sin temor, no miente, casi lloró de felicidad al saber que Park Jimin estaba siendo procesado en Europa por las constantes demandas acerca del consumo de carne humana que hacía en su restaurante.

Que Min Yoongi estaba en la cárcel por fraude y otros delitos más.

Y sí todo salía bien, Jeongguk también tendría una sentencia justa.

Suplicaba que fuera así.

—Eunjin, ¿seguro que te encuentras bien?—Escuchó la voz de su amigo cuestionarle con angustia, ella asintió dedicándole una pequeña sonrisa.

—Nunca estuve tan bien como ahora, Hoseok.

—¿Le querías mucho?

Eunjin, ahora con el cabello completamente azul y mucho más renovado asintió.

—Le quería lo suficiente como para estar agradecida, Abraham Walkings fue bueno conmigo. —Declaró alzando la sombrilla que tenía en sus manos para poder observar a Hoseok. —Y en donde quiera que este, quiero que sepa que hizo un bien al protegerme.

Hoseok dirigió sus ojos al nombre grabado en la lápida, la llovizna sólo hacía más triste el lugar en donde únicamente estaban ellos dos como visitantes.

—Sus padres ni siquiera fueron al funeral hace un año, ¿verdad? También veo que no tenía amigos, nadie asistió al funeral, sólo tú y yo.

—Lo mínimo que debía hacer era darle un funeral, él salvó mi vida. —Respondió con sus ojos clavados en la lápida, suspiró un momento y dejó las rosas en el lugar. —Y yo fui su amiga, creo que es suficiente. Él estaría feliz, ¿sabes? No estoy segura de que él lo supiera pero yo le tenía aprecio.

—Me alegra que entre tantas horribles personas, al menos una tuviera una pizca de humanidad. —Murmuró Hoseok rodeándolo en un abrazo cálido, Eunjin lo correspondió rodeando la cintura del mayor con sus manitas. —No sé que hubiera hecho si ya no regresabas, Eun.

deep wed › j.jungkook #1 (terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora