chapter 4.

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❝ Hay que temerle más a los vivos que a los muertos. ❞


—Entra a la casa ahora, Eunjin. —Le pidió Hoseok antes de lanzar la caja a la basura con enojo.

La pelirroja obedeció inmediatamente asustada por la carta y por la hora en la que habían dejado esa caja. ¿Quién rayos vendría casi a las doce de la noche?

Mientras tanto Hoseok miró por los arbustos y por toda la calle fijándose si alguien seguía ahí, al no ver a nadie decidió entrar nuevamente a la casa cerrándola con seguro.

—¿Vas a explicarme lo que está sucediendo?

—Hoseok oppa...yo no sé. Esta tarde yo quería una manzana de caramelo y un chico rubio se me acercó. —Dijo en voz bajita terriblemente asustada por lo sucedido. —...Quería comprarme todas las manzanas pero no acepté.

—Dios, Eunjin. No voy a dejarte sola, tienes a un jodido loco siguiéndote. Y tus padres ni siquiera están la mayor parte del día. —Reclamó enfadado paseándose de un lado a otro, le desesperaba que no hubiera nadie en la casa del menor. —Me quedaré todos los días hasta que tus padres lleguen.

—Estoy asustado...oppa.

El mayor la miró y sólo por un segundo Eunjin pensaba que era buena idea confesarle lo de la página en la que se metió.

—Calma, Eunjin. No dejaré que nada te suceda, hablaré con tus padres. ¿Está bien?—El castaño lo abrazó en un intento por calmarla y le acarició los rojizos mechones.

Pero Eunjin no contestó, estaba muy asustada. Ni siquiera se había dado cuenta de que ese chico rubio la seguía, lo peor es que le dijo que vendría por ella.

Y la joven pelirroja lloró esa noche por haber entrado a esa página. Por otro lado, Jennie no podía dormir bien y todo era por el constante miedo. Y ella claramente sabía porque estaba tan aterrorizada. Eunjin estaba destinada a tener un final cruel, a ser utilizada para el propio beneficio de los hijos de puta que estaban en la Deep Web, sabía perfectamente las torturas que eran capaz de hacer ahí.

Lo sabía perfectamente porque ella también lo hacía.

Negando se levantó de inmediato de la cama y sacó toda la ropa de sus cajones encontrando lo que tanto quería: la pistola de protección.

—No dejaré que nada malo te suceda, Eunjin. Es mi culpa, yo te metí en el infierno y lo justo es que te saque.

(..)

Los días parecían ir con normalidad después de que recibieran la carta, una semana exacta había pasado. Los señores Kim estaban enterados del acosador gracias a Hoseok, él se había ofrecido a cuidarla todas las noches con ayuda de su hermana. Estaban pendientes de todo, de las personas que tocaban el timbre, de que las cortinas de las ventanas estuvieran cerradas. A decir verdad le estaba ayudando a la pelirroja a sobrellevar la situación y todo parecía transcurrir bien.

El castaño suspiró frustrado, Eunjin ya había faltado una semana y no podía faltar más o entonces no se graduaría de la preparatoria. Lo cierto es que Hoseok no se sentía listo para dejarla salir, tenía miedo de que algo le pudiera ocurrir mientras no estaba él para ayudarla.

—Oye, cariño. Todo estará bien con Eunjin, ya es hora de que asista a clases, no hay señales de ese tipo acosador. —Le dijo la madre de la pelirroja mientras tomaba su bolso para salir de casa pero antes le dejó un beso en la sien a su hija. —Adiós, mi amor. Hoseok, cariño, cuídala bien.

—Lo haré, señora Kim. La llevaré yo mismo.

—Gracias, cariño. —Respondió saliendo por la puerta para meterse al automóvil donde le esperaba su esposo.

deep wed › j.jungkook #1 (terminado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora