¿Cuando me miras, qué ves?

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Kazutora Hanemiya:

¿Cuando me miras, qué es lo que ves? no he podido dejar de preguntármelo desde el día que nos conocimos.

¿Qué es lo que soy para ti? ¿Baji? ¿Un asesino? ¿Un monstruo? ¿Algo roto? ¿Alguien a quien salvar?

No quería mirarte, tampoco hablarte, todo en ti me recordaba a él, lo que yo hice, lo que yo te hice a ti.

¿Por qué? ¿Por qué eres amable conmigo? ¿Por qué quieres salvarme?

Llegabas cada tarde después de clases con tu cabello despeinado a veces con uniforme, a veces con tu ropa normal, otras con el uniforme de la Toman. La primera vez que te vi vestido así quería llorar, eran demasiados los recuerdos, no sé cuándo fue que esos recuerdos dejaron de preocuparme y sólo podía pensar en que ese maldito uniforme te quedaba jodidamente bien, en como resaltaba tu cintura y tus muslos o lo mucho que me encantaba que dejaras un poco descubierta la zona del cuello y se notaran tus clavículas, invitándome a probarlas cada vez que venías, me imaginaba ayudándote a abotonarlo y colocarte aquella cinta blanca que marcaba a los capitanes y vice capitanes que yo también porte un día, imaginaba cómo sería pelear a tu lado, estar a tu lado. Algunas noches te imaginaba a ti vistiendo ese uniforme encima de mi, mientras mis manos te lo arrancaban con furia porque lo odiaba profundamente.

¡dios! no estaba bien, no estaba nada bien verte de ese modo, porque tú jamás me pertenecerías, tú jamás serías mío.

Empecé a esperarte cada tarde y contaba cada maldito segundo que pasaba hasta que te asomabas con esa sonrisa y aunque al principio no te hablara, adoraba escucharte, adoraba que vinieras y me torturaba creyendo que un día te aburrirías y dejarías de venir.

Algunas veces llegabas golpeado y lo odiaba, odiaba no poder defenderte, odiaba que te hicieran daño, odiaba los moretones y los rasguños que traías, eran un molesto recordatorio de que en realidad no estábamos juntos, tu estabas afuera y yo aquí esperando con ansias que vinieras cada día, soñando contigo, preguntándome cómo serían tus besos, cómo se sentirían tus manos sobre mi cuerpo pero incapaz de reconocerlo, incapaz de decir que te quería hasta que tu lo hiciste y pensé que era mentira, una broma divina para castigarme por todas mis malas acciones, que no eran pocas.

Aun después de tantas noches durmiendo a tu lado sigo creyendo que es mentira porque no hay forma de que tu me ames, no hay manera en que tu me perdones.

Asi que tan pronto tengo oportunidad me armo de valor y te lo pregunto aunque me aterra tu respuesta

- Chifuyu... ¿Cuando me miras, qué es lo que ves?

No soy capaz de mirarte después de formular la pregunta en voz alta porque me aterra que lo veas a él, que estés conmigo porque no puedes estar con él, me aterra que veas lo que soy, un asesino y me aterra ser consciente de que si las cosas fueran diferentes, si Baji estuviera aquí, serias de él y no mío, tú lo elegirias a él

- Veo al amor de mi vida, respondes

- Hablo en serio chifuyu

- Yo también hablo muy en serio, dices con obviedad, tomándome por la cintura y sentándome sobre la mesa, mientras me besas despacio pero nada delicado, tus manos en mi cadera atraen mi cuerpo hacia ti.

Recuerdos de la noche anterior vienen a mi memoria, tú, dentro de mi, tus caricias, tu lengua, quiero que lo hagas de nuevo, aquí, sobre esta maldita mesa o donde sea, quiero pertenecerte, pero te alejas dejándome vacío, mi piel comienza a arder porque extraña tus manos en ella.

No quiero que me cures...esa obsesión que tienes con que no me pase nada, con que sufra lo menos posible como si yo fuera algo que está a punto de romperse para siempre, ¿es así como me ves?

Healing an angel (Kazufuyu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora