El día donde iniciaron las mentiras

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Felix apenas estaba terminando de procesar las cosas.

Justo ahora eran las 4 de la mañana, no había pegado el ojo en horas básicamente porque estaba acostado en una espaciosa cama mullida, dentro de una amplia y hermosa habitación completamente equipada y lista para él con enormes ventanales que le dejaban ver la naturaleza de Jeju, el cielo y el mar...

¿Y cuál era el problema entonces?

Que estaba solo, ese era el problema.

Apenas firmó los papeles hace unas horas, Hyunjin se excusó con que tenía trabajo que hacer por lo que solo le dio un suave beso a Felix en los labios y se fue de ahí en el auto, prometiendo que pronto conseguiría uno para él y que pudiera moverse libre por las calles de Jeju, gracias a eso la señorita de bienes raíces le dio un recorrido por la hermosa casa-con un sistema de seguridad increíble he de añadir- solo a él.

La sala era amplia, tenía 3 sillones, uno de 4 plazas, uno de 2 y el individual cerca de la chimenea, si bien al ser una isla donde mayoritariamente haría calor-aunque en si era bastante templada en la mayoría de sus épocas por lo que ni lo notaria a menos que saliera a la playa-, los días lluviosos eran horriblemente fríos, así que era necesaria, en la sala también estaba una pantalla enorme junto con todo un gran equipo para ver películas y todas las consolas que Felix conocía, así como miles de juegos para cada una de ellas, por supuesto, los ventanales de la sala estaban recubiertos por enormes persianas para así sellar por completo la luz.

Avanzaron al lujoso comedor de mármol negro para 6 personas-supuso que en algún momento tendrían invitados, pues ellos eran 2 solamente- que conducía también a la espaciosa y bien equipada cocina que contaba con barra de desayunador y una isla espaciosa en el centro, todo estaba lleno de la más avanzada tecnología, cada electrodoméstico era el más nuevo modelo, incluso tenía las alacenas ya llenas y una más grande solo para los complementos a la hora de cocinar.

No le faltaría nada y rara vez tendría por qué salir debido a que también le comentó que el teléfono que se encontraba en la cocina tenía línea única para conectarse con el supermercado de Jeju, quien le mandaría un ayudante con las compras que necesitara en cualquier momento del día, incluso de madrugada si era necesario.

Seguido de eso siguieron por el cuarto de lavado-que parecía más una lavandería particular porque todo era demasiado solo para dos personas pero bueno, teniendo en cuenta que Hyunjin era empresario de tecnología no le sorprendía que toda la casa la tuviera por montones-, un pequeño gimnasio en la parte de abajo, la oficina de Hyunjin y finalizaba con un baño completo.

Subiendo las escaleras se encontró con lo que intuía era una pequeña biblioteca para pasar el rato -ya que no parecía una oficina literalmente solo había sillones para sentarse a leer o tomar té-, un estudio para él, la habitación principal que era la que compartirían-que tenía un armario demasiado grande, una cama preciosa y amplia, un tocador con espejo enorme donde podría arreglarse y un baño con jacuzzi, y claro, con 2 paredes completas que eran ventanales con las cortinas corridas para dejar la hermosa vista disponible-, y 3 habitaciones más que intuía que eran para invitados, así como las escaleras que daban a la terraza de la casa, donde podía tomar el sol sin necesidad de ir a la playa si él lo deseaba y donde también tenía un pequeño invernadero si quería cultivar flores que la isla no tenía.

No sabía cómo es que Hyunjin era consciente de su gusto por las flores, pero tal vez solo era una coincidencia muy extraña.

La casa era perfecta para estar en ella, equipada con todo lo necesario para que básicamente no tuvieras que molestarte en salir de ella...

Y esa era la intención de Hyunjin con él, pero Felix no lo sabía, no aún.

Cuando la mujer dejó de explicarle y terminaron de nuevo en la entrada de la casa, le entregó las llaves y se retiró de ahí luego de dejarle una copia del contrato; Felix entró entonces a su nueva casa, analizó todo con detalle, cada lugar hasta que terminó en el cuarto que tenía que compartir con su prometido, notando de inmediato que ya había ropa para el ahí, quizás demasiada, pero toda era bonita, acorde a su gusto y de su talla que era lo más sorprendente...

Golden CageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora