El día en que empecé a sospechar parte 2

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Felix estaba mirando el frasco con chocolate de una manera muy intensa.

Luego de tener un pequeño colapso nervioso en su habitación por dos horas después de encontrar las armas, bajó de regreso a la cocina y sacó el frasco, era evidente que era más que chocolate, pero no entendía que tenía que había hecho preocupar tanto a Hyunjin...

Si se ponía a pesar, había despertado muy tarde y con mucho dolor, lo que solo lo llevaba a que esa cosa tendría alguna droga o medicamento mezclado para hacerlo dormir, pero Hyunjin no tenía problemas de sueño y el tampoco así que medicamento no era.

Lo que lo dejaba con la opción de la droga.

Y no era tan descabellado teniendo en cuenta de que si hubo un "ataque enemigo" que desencadenó en que él terminara en coma, es porque había un motivo por el cual atacar y dudaba que fuera algo de la empresa de tecnología de Hyunjin porque el conocía sobre eso, ningún empresario limpio en su sano juicio recurrirá a algo para manchar su reputación.

Si alguien atacó era de un negocio turbio.

Si se iba a lo superficial-pero así, muy, muy, MUY superficial- Hyunjin tenía toda la pinta de un gánster. No quería juzgar a su esposo así, pero ahora que estaba solo y con tantas cosas que recién estaba descubriendo no podía evitar pensar en ello.

Pero no podía ser ¿o sí? Bueno, bien sabía que muchos empresarios-su padre incluido- tenían negocios ilegales, nadie era un santo, ningún mangante era 100% limpio, siempre había algo corrupto que sacarle en cara. Pero si Hyunjin era así ¿Por qué no le había dicho? Digo, es algo importante teniendo en cuenta de que media empresa de ambos ahora le pertenecía al otro, y puede que su reacción no fuera muy buena al principio, pero con el tiempo probablemente lo hubiera entendió y aceptado.

No se puede ir en contra del sistema a menos de que se quiera morir.

Abrió el bote de chocolate en polvo y lamió su dedo para meterlo en el chocolate y sacarlo teniendo solo un poco de polvo impregnado en él. Miró la hora 2:32 pm... si de verdad ese chocolate lo había dejado incontinente tanto tiempo y con dolor, tenía que comprobarlo y lo haría ahora.

Se comió lo que había en su dedo y esperó entonces, una cucharada basto para dejarlo horas inconsciente, tal vez solo un poco lo dejaría menos tiempo. Se quedó sentado en la silla sintiendo como todo su cuerpo pesaba y sin más de un momento a otro cerró los ojos. Al no estar diluido con nada la droga actuó más rápido, pero al ser menor cantidad, duró menos tiempo.

Cuando volvió a abrir los ojos sintió el mismo dolor en el cuerpo y en la cabeza, cuando su vista se acostumbró de nuevo a la luz miró al reloj en la pared, eran las 5 de la tarde.

—Mierda...—se levantó de la silla, estirándose para que los huesos de todo su cuerpo tronaran, tomó el frasco y lo volvió a esconder donde lo encontró para evitar levantar sospechas de algo.

¿Qué más le estaba ocultando?

Había armas en la casa, drogas en la comida ¿Qué otra cosa faltaba?

Recordó la nota "no salgas de casa" ¿Qué había fuera de la casa? ¿Qué no quería que viera?

Antes de atreverse a salir buscó mejor ¿Dónde más estaba escondiendo armas?

Encontró un arsenal completo en la biblioteca aplicando lo mismo del libro, también en su propio estudio y en el baño de abajo, detrás del retrete había una baldosa suelta como en la cocina, de ahí sacó varias armas que volvió a guardar con cuidado. Subió al segundo piso, en cada habitación de huéspedes, en los armarios justamente había un cajón con fondo falso con una caja con las municiones.

Golden CageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora