El día en que empecé a mentir para sobrevivir

440 54 23
                                    

Felix no era idiota, no iba a armar un escándalo apenas se enteró de lo que escuchó.

Era consciente de que todo hombre rico tenía "fama" de negocios turbios, pero siempre creyó que -al menos en su mayoría- solo eran rumores de gente envidiosa que no toleraban el éxito de sus rivales y enemigos de mercado.

Jamás creyó que su esposo de verdad fuera como muchos de los rumores decían y si eso era cierto acababa de meter las empresas Lee en eso y ahora se sentía demasiado idiota al caer en todas las trampas de Hyunjin.

A pesar del shock y pánico que sentía en ese momento el rubio fue listo y se retiró de ahí con sigilo, regresando afuera de la casa y poder respirar fuertes bocanadas de aire para tranquilizarse un poco, después, cuando sintió que el corazón no le iba a explotar de lo rápido que iba volvió a entrar, pero esta vez, anunciando su llegada para que Hyunjin dejara de comerciar armas y órganos y se comportara como el esposo que tenía que ser.

—Hyunjin ya regresé—dijo lo suficientemente alto y tratando de que su voz sonara tan desanimada como al principio.

Y afortunadamente Hyunjin había estado muy ocupado como para ver las cámaras, de lo contrario su pequeña mentira habría fallado, aunque bueno, el aun no era consciente de que había más cámaras de las que creía.

Cuando cerró la puerta y caminó a la cocina Hyunjin salió de su estudio rápido y caminó hasta donde estaba el-que en este caso era la cocina-.

—¿Todo está bien? —se le veía un poco fuera de postura si se fijaba con mucho detalle, casi rozando al nerviosismo, sabía que había estado hablando de cosas que no debía frente a Felix, básicamente porque no espero que su tiempo en la playa fuera tan corto-aunque en si fueron 45 minutos.

—Si, solo quería que supieras que ya había llegado—dijo sacando verduras para empezar a preparar algo de comer—¿Tienes hambre?

—Eh... si... si, bueno estoy trabajando ahora ¿me llamas cuando este?

—Si claro...

El pelinegro se acercó solo para dejar un beso en su mejilla, Felix se encogió muy poquito, pensando que tal vez le pegaría, pero cuando sintió los labios del alto en su mejilla se relajó-solo un poco- apenas el mayor se fue a encerrar, él pudo volver a respirar.

Ahora tenía una excusa válida para distraerse y eso era cocinar, después se encerraría a trabajar por 4 horas y se iría a dormir después de un baño.

Ahora más que nunca rogaba que Hyunjin se fuera de nuevo a trabajar, pero eso ya no lo veía posible.

Preparo Kimchi y Bibimbap con sopa de algas, respiró profundo unas 3 o 4 veces para relajarse un poco, tenía que llamar a Hyunjin a comer y honestamente ahora tenía miedo de acercarse al despacho y tocar, no quería saber que además de órganos y armas traficaba otras cosas...

Aunque era lo más probable.

Preparó la mesa-increíblemente fue la del comedor, todo con tal de retrasar su ida a buscarlo- y cuando todo estuvo listo fue cuando se acercó a su oficina. Se quedo fácil, 3 minutos ahí parado hasta que reunió el valor suficiente para tocar la puerta.

Escuchó un "hablamos luego" ruido de papeles y su silla, luego los pasos y la puerta se abrió.

—Ya está la comida...—dijo rápido e intentó regresar al comedor, pero Hyunjin lo sostuvo de la muñeca impidiéndole avanzar.

Cuando lo acercó de nuevo lo abrazó por la cintura y dejó un beso en su frente.

—¿Qué pasa?

—Lo siento... por lo que pasó—murmuró la disculpa en su frente, Felix intuía que se refería a los golpes de hace 2 semanas, si bien el moretón ya no estaba, le dolía emocionalmente recordarlo.

Golden CageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora