El día en que recupere la memoria

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La casa en Rusia tenía un paisaje hermoso, había muchos arboles cubiertos de nieve, un lago congelado y muchos kilómetros de blanca nieve alrededor...

Físicamente la casa era exactamente igual a la que tenían en Jeju, grande de dos pisos, con las mismas habitaciones solo que esta estaba vacía porque al parecer desde hace mucho tiempo que no se alojaba ahí, lo cual lo tenía desconcertado, pero no le prestó demasiada importancia.

Empezó a desempacar todo en lo que Hyunjin realizaba una llamada en su oficina en la planta baja, supuso que estaba terminando de arreglar todo para que nadie los molestara; cuando terminó, se colocó uno de sus abrigos y bajó para ver a Hyunjin quien apenas recién estaba terminando de colgar la llamada.

—Ya todo está listo cielo—dijo el pelinegro, acercándose para abrazarlo por la cintura y besar sus labios reiteradas veces, suaves piquitos que Felix se encargó de corresponder con mucho amor, tomando el atractivo rostro de su esposo entre sus pequeñas manos para acariciarlo.

—¿Nadie nos va a molestar?

—Nadie—besó su frente y lo abrazó.

—¿Qué quieres hacer ahora?

—Hay un lago congelado detrás de la casa ¿te gustaría patinar? —sugirió el mayor sin dejar de darle besos en el rostro.

—Eso sería genial si supiera patinar—dijo riéndose por las cosquillas que le provocaban los besos de su esposo.

—¿Nunca te enseñaron?

—La mayoría de mi vida fueron demasiadas lecciones particulares de etiqueta y cosas innecesarias además de mi escuela normal—dijo con bastante melancolía en la voz.

Algo que Hyunjin notó por lo que lo llevó con él a la sala de la casa, ambos se sentaron y entonces el mayor lo abrazo.

—Lixie... creo que llegó el momento de sincerarnos el uno con el otro, me gustaría saber tu historia para que tu sepas la mía...—dijo con voz calma, casi tímida.

El menor lo miró impresionado, Hyunjin quería decirle su historia, su verdad... a cambio de la suya.

Recordar esos tiempos era bastante doloroso, pero si con eso conseguía que su matrimonio fuera sincero y con un lazo de confianza necesitaba empezar a hablar, así Hyunjin le diría lo que quería saber y podrían vivir tranquilos, podrían empezar de nuevo y esta vez el tema de mascotas e hijos futuros tal vez ya no fuera tan lejano.

—Yo... vengo de una familia un poco difícil—empezó acomodándose contra el cuerpo de Hyunjin aprovechando que este lo abrazaba—están algo así como obsesionados con la perfección y el orden. Somos 3 hijos 2 mujeres y yo, mi hermana Rachael es mayor que yo y Olivia es mi menor.

—¿Por qué nunca las he visto?

—Porque ya no viven en Seúl, la educación de nuestros padres nos forjó para ir tras personas con mayor poder que nosotros y así unir nuestras empresas, más que nada es por eso que las empresas Lee son tan grandes, mi padre llegó a sacar bastante provecho de cada matrimonio, Rachael ahora vive en Inglaterra porque su esposo tiene su SEDE allá, Olivia está viviendo en Japón, su esposo no es el mayor empresario pero gracias a él tenemos un proveedor para las farmacéuticas, ella solo quería salir rápido de casa...

—¿Por qué? ¿Qué les hacían sus padres?

—A cada uno se nos metió a la mejor escuela particular que pudieron pagarnos, además de eso se nos metió a clases extra acorde a lo que nuestros padres querían, Rachael fue para actuación, a mí me metieron a danza y Olivia a la música, y más nos valía tener las notas perfectas porque...bueno...—se removió incomodo, queriendo esconderse más en el cuello del mayor, pero Hyunjin no se lo permitió, lo tomó del rostro y lo miró con intensidad.

Golden CageDonde viven las historias. Descúbrelo ahora