La Hermana Sano

Especial 2

Izana

— Ahora estarás por tu cuenta, Izana.

La mujer frente a mí, tenía sus ojos lagrimosos, no entendía porque lo hacía, pero, de algo estaba seguro, ella no me quería.

— Nos volveremos a encontrar, es una promesa, Emma.

Dejar a mi hermana pequeña de tres años, no me gustaba, no entendía porque me alejaban de ella, quería seguir jugando un poco más.

El lugar al que me llevaron era un orfanato. Ahí, un niño llamó mi atención, todos lo molestaban.

Tenía una cicatriz desde su ojo hasta su cabeza, aun así, aquel ojo era de distinto color, era, interesante.

— ¿Qué haces? Si los demás te ven conmigo comenzarán a molestarte.

Era más pequeño que yo, lo notaba claramente, aun así, eso no me impidió destruir su intento de castillo.

Pero, a pesar de lo ocurrido, nos hicimos muy cercanos, siendo yo el rey, y el un ciervo, así era Kakucho, una persona muy fiel, hasta que un día, llegó a mí un chico.

Decía ser mi hermano mayor, y por fin en mucho tiempo, no volví a sentirme sólo.

Me llevaba en su motocicleta, y todo empezaba a irse por un buen camino, o eso creí, hasta que empecé a escuchar mucho el nombre de Manjiro.

Sabía quien era, lo conocía perfectamente a través de Shinichiro.

Empezaba hacerme ruido.

Luego, conocí a quien sería mi tesoro más preciado, conocí a mi princesa.

— ¡Shin-nisan!

Por la puerta entraba una niña rubio de ojos marrones, y le decía a Shinichiro hermano, ¿también es mi hermana?

— ¿Quién es ella Shinichiro? – me atreví a preguntar, observando que tuve la atención total de la niña.

— Ella es Yumei, tu hermana pequeña, Yumei, preséntate – verla ahí nerviosa mientras apretaba sus labios, le daba un aire desprotegido e inocente.

— Si..., soy Yumei Fujiwara – Fujiwara...

— ¿Fujiwara? ¿No deberías ser Sano? – si es mi hermana, y hermana de Shinichiro, ¿por qué tiene otro apellido?

— No sé mucho de mi papá, a mamá no le gusta hablar del tema, ¿tu eres mi hermano mayor?

— Izana Kurokawa – me presenté, extendiendo mi mano, ella no creció con Shinichiro, pero, sólo lo miró un momento para apartar mi mano y abrazarme.

— ¡Tengo otro hermano! Ya no me siento sola.

Eso, había sido suficiente para que mi agitado corazón se llenara de calidez, por sus regordetas mejillas resbalaban sus lágrimas, ella lloraba al conocerme y saber que me tiene de hermano.

Yumei..., quiero, ser un buen hermano para ti.

Pero, lastimosamente, ella debía volver a su hogar, y yo también debía volver al mío, pero no era un hogar.

No pasó mucho cuando la volví a ver, a decir verdad, la veía cada que Shinichiro venía a verme, y yo, la iba a ver.

Pero, un día sólo vino a la tienda de Shinichiro, tenía la costumbre de abrazarnos como saludo, y para luego sujetar mi mano, eso, me daba otro sentimiento, su mano era más pequeña que la mía, y no me importaba, sólo sentía que debía protegerla.

Había venido con la noticia de llevarnos a su escuela, y aunque Shinichiro no vaya, yo si iba a ir.

Pero, incluso para ella, la mención de Manjiro era un conflicto que la ponía muy triste, podía verlo, sus ojos se apañaban un poco.