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Nos acercamos a los Haitani por un momento.

— Oh, las bellezas sangrientas.

— Los reyes de Roppongi, es bueno verlos, después de mucho.

— Y la hermanita de nuestro general.

— ¿Cómo han estado? – nos sentamos relativamente cerca de ellos.

— Bastante bien.

Muchos de aquí me llamaban la mujer más fuerte, no iban a decir nada, era obvio, salude a muchos con la mano, parecía una reina, y era gracioso.

Hasta que Hansen daría inicio a la pelea, pude ver a Mikey, a Takemichi, Draken, Baji y Hanma, el resto no me interesaba.

En cierta parte, Valhalla es grosera, tampoco me gustaba mucho su uniforme.

Todos contra todos, vaya, una pelea campal, podía ver a Takemichi ser golpeado y auxiliado por Mitsuya y otro chico rubio.

— Yumei – miré en la dirección que miraba Ikori – fue algo inteligente llevarlo ahí.

— Por eso no las traje, correrían a protegerlos.

Si, era algo difícil ver la pelea, Iza-nisan estará feliz al saber que le golpearon la cabeza, aunque Emma seguramente llore, mi familia es rara.

Me centré en ver a los demás, Draken tenía problemas con el zombi, hasta que Mikey se acercó, miré la escena, Kazutora estaba en el suelo, Baji casi muerto, me perdí de mucho.

Unas sirenas se escucharon a lo lejos, Valhalla estaba acabada, la Toman ganó, Takemichi de verdad no se rendía con Mikey.

— Vámonos – nos levantamos igual que los Haitani y salimos de ahí, hasta que escuchamos el grito del rubio.

— Eso fue doloroso, un gusto Haitani – alcé mi mano despidiéndome de ellos, despedí a las chicas y me fui para mi casa, fue duro ver eso.

Pasaron días desde aquello, debía reunirme con Emma, había estado triste, Baji era su amigo, también lo conoció desde que llegó, y según supe, Mikey no está bien, enserio tiene muchos problemas de depresión, pero, lo entendía.

— Yumei.

— Ya, está bien.

— ¿Se hubiera podido hacer algo?

— Si me metía, entraríamos en guerra, no sólo con la Toman o Valhalla, hablamos de todo Tokio, asique no, no se pudo hacer algo, necesito que, de ahora en adelante, seas mis ojos y oídos, esto hizo que la Toman se ponga sensible, y será peligroso que me vean en su santuario.

— Si.

— Ya pasará, ¿de acuerdo?

— Lamento haber arruinado tu cumpleaños.

— No importa, me encantó pasarla contigo.

La fui a dejar en su casa, ahí estaba Mikey y Draken, al parecer saldrían, pero no me fijé en ellos. Vi a Emma seguir algo triste, asiqué apenas entró en su casa, fui a la mía.

Apenas llegué, vi una carta.

"Feliz cumpleaños, hermana"

Era la letra de Iza-nisan, había ido a ver a mamá y a Shinichiro.

En unos días más, sería el cumpleaños de Emma, preparé un pequeño postre para dárselo, sabía que estaría cerca, Hina me lo dijo, cuando llegué, Draken dejaba un peluche en su cabeza, estaba feliz por ello.

La Hermana SanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora