Desahogó.

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—¿Ya?—preguntó el rubio en voz baja mientras veía como el albino finalizaba su compra.

—No me apresures, pudiste haberte ido a casa y esperar a que te llamé cuando este desocupado, pero estas aquí así que aguanta...—el albino miro al frente con expresión tranquila.

—No soy tonto, se que no me llamaras y se que no sales de casa de aquí a un mes, es mí unica oportunidad de hablar contigo—el castaño miro al de cabellos claros y este simplemente salió de aquella tienda y ver su lista de compras. El rubio-castaño lo siguió sintiendo como su pánico al ver a la gente murmurar sobre él solo crecía.

—Tu no estabas por aquí, ¿No?...—el vendedor miró a un chico que miraba confundido a todos los presentes murmurando y señalando a Rubén. Sonrió—Esa zorra se encargó de follarse a un oficial el día de su boda y quitarle los diamantes a De Luque—empezó a murmurar el vendedor mientras le dedicaba una mirada cortante al híbrido.

Rubén continuó odiandosé a mismo y tratando de calmar su dolor en los labios y nudillos, ambos por apretarlos con demasiada fuerza con sus partes híbridas. El albino le dedicó una mirada al castaño y chasqueó la lengua, alzo la mirada y al ver algo o alguien, entró a aquella tienda—Voy a buscar algo—aviso y acto seguido desapareció de vista del castaño.

El castaño estaba apunto de hablar pero algo lo detuvo—¿Rubén?—la peli-naranja miro al rubio y al reconocer la voz no pudo evitar mirar con sorpresa a Nieves.

—¿Nieves?—el castaño sonrió totalmente feliz, su amiga sonrió igual y lo abrazó. La única persona que sabía que estaría apoyándole, se sentía tan agradecido de que justo en esa tienda no hubiera nadie más, solo él, Willy que desapareció y su casi hermana.—Te he extrañado tanto, ¿Ya recuperaste la memoria?, ¿Como te fue en el extranjero?, ¿Te dolió el tratamiento?, Cuéntame todo—el rubio-castaño habló rápidamente.

—¡Sí!, Solo que ahora soy olvidadiza, pero es un efecto que el doctor dijo que duraría poco, estaba apunto de ir a visitarte y contarte todo pero me había distraído—ambos empezarón a hablar, y por primera vez en mucho tiempo rubius pudo sonreír sinceramente.

El albino se recostó en una pared, esa sería su última compra del día, sabía que aunque el castaño no lo dijera estaba apunto de tener un ataque de pánico, siempre tuvo algo de ansiedad social, pero ahora, sabiendo que estaba en boca de todos y que no podía calmarse diciendo "a lo mejor vieron un gato" porque sabía que las miradas iban directas a él, no aguantaría más sin llorar, pero aunque se lo pidiera no se iría a casa, no podía mandar a la mierda al mayor, no ahora, se veía demasiado frágil y quería saber el porqué.

No tenía nada en contra del castaño que fuera muy personal, tal vez por alguna que otra putada que le hizo y se vengó tenían pique, pero nunca llegó a odiar al otro, se conocían de años, de hecho lo conoce de casi más tiempo que al mismo Samuel, que no pasarán tanto tiempo juntos era otra cosa. Y de que lo hayan engañado con él, no tenía nada que ver, a menos que el castaño haya manipulado al mayor con algo como sembrar duda, no sentía que la culpa la tuviera él, si Samuel no lo respetaba suficiente para poner un alto, era completa culpa de Samuel.

Creía que la puta no tiene culpa de ser contratada en resumen.

Suspiró y miró su lista, si se iría a casa solo por el híbrido tonto que tenía delante, quería saber que al menos había cumpleaños con su objetivo inicial al salir.

...Ni la mitad.

"..."-Miró al castaño y al verlo sonreír solo rodó los ojos, lo que sea que tenga que decirle mas le vale que al menos sea interesante.

Se Acabó, Ya No Te Quiero.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora