CAPITULO 10

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REBEKA

Cansancio, eso era lo que sentía en estos momentos. Me había pasado toda la noche llorando, reproduciendo toda la lista de canciones que tenía grabada en el casete. Puras canciones que te animan a irte al otro mundo.

Mientras me miraba en el espejo del baño pensando en como rayos iba a ocultar mis ojos hinchados, escuche que Doogie le decía a los muchachos que saldría unas horas. Al parecer iría a la ciudad por algunas cosas y después regresaría.

— Rebeka, ¿ocupas algo? — preguntó dando un leve golpe a la puerta para llamar mi atención. Tarde unos segundos en poder procesar la pregunta.

— Uhm, sí — contesté. Pero tenía pena de pedírselo, no era nada mío para que gastara su dinero en mí, pero esta vez me tragaría esa sensación porque realmente necesitaba dos cosas en específico. — Si no es mucha molestia, ¿crees poder conseguirme dos cambios de ropa? — la segunda cosa, me resultaba difícil de decir, ni a mi padre se lo pedia por más necesario que fuera, mucho menos a un "casi" extraño.

— ¿Algo más que ocupes? — vamos Rebeka, no se conocen de toda la vida, en algunos días se olvidaría de ti y todo sería "normal" como antes. ¡Tragate la vergüenza!

— Unas... — no podía creer que costará tanto poder decirlo, se suponía que era algo totalmente normal — toallas intimas, por favor —- dijo en un hilo de voz. Estaba segura que no me había escuchado y lo confirme cuando preguntó.

— Perdón pero no te escuche, dijiste ¿toallas intimas? — tragué saliva y abrí la puerta para verlo cara a cara.

— Sí, por favor — dije lo más bajo posible. Él asintió confundido y salió de la casa.

— ¡A Rebeka le sangra la cola! — gritó Josh. Sí que era un grandísimo imbécil. ¿Ya lo había mencionado?

Millones de veces, pero esta vez concuerdo contigo dueña.

Sentí como la sangre iba directamente hacia mi rostro, poniendo totalmente rojo. Una mezcla de coraje y vergüenza me invadió. Aún no se me olvidaba que había cuchicheado por ahí entre mis cosas.

— ¡Por dios callate! ¡Te odio! — le avente un rollo de papel en la cara y me fui echa una furia a la habitación. Me era insoportable tan sólo escuchar esa risa contagiosa de su parte.

***

Aire fresco, eso era justamente lo que necesitaba. Había recorrido gran parte del bosque y mientras lo hacía me encontré con un pequeño puente que daba hacia un lago.

Era bellísimo, el atardecer le daba un toque único. El tono rosado y morado se retrataban en el reflejo del agua, haciendolo lucir mágico. Esa imagen transmitía tanta tranquilidad, era un momento que agradecía estar compartiendo sola. Pues hacia mucho que no consideraba que el silencio fuera música para mis oídos. El sonido del agua golpeandose por si solo entre las pequeñas ondas que se hacían por el contacto del aire. Las hojas de los árboles moviéndose segundo tras segundo. Y el canto de uno que otro pajarito que regresaba a su nido.

Me apetecía entrar al agua, me quite el suéter de rayas con diferentes tonalidades de café y después los vaqueros rucios que llevaba desde hace días, toque el agua con la punta de mi pie, sentí una pequeña y electrizante sensación al hacerlo. Estaba fría. Sin pensarlo entre con gran velocidad al agua. Un golpe realmente satisfactorio, sólo fueron unos segundos de haber sentido que me congelaba, después fue como si el frío fuera parte de mí.

Eso sonó como si fueras Elsa de Frozen... ¡Libre soy! ¡Libre soy!

Te levantaste de buen humor, eso es nuevo.

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⏰ Última actualización: Jun 11, 2023 ⏰

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