Capítulo 1

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Marinette:
Llevaba semanas tratando de conseguir un trabajo, llamando a la puerta de cada local de París, pero jamás tuve suerte, ya que nadie quería contratar a una menor de edad: una niña de 15 años, sin la más mínima experiencia laboral.

Me había rendido con la idea de conseguir un trabajo normal, pero no con la de conseguir el dinero que necesitaba mi madre para sobrevivir esa maldita enfermedad en sus riñones. Por el momento, papá había pedido un préstamo para pagar sus diálisis de un año, y me dolía ver cómo se desgastaba en la panadería, trabajando sin descanso.

Había abierto una boutique en línea, en donde vendía mis diseños, pero por supuesto, como no tenía mi propia marca registrada, y no era famosa, la gente se negaba a pagar mucho dinero por mis diseños, y me vi obligada a bajar considerablemente los precios.

En las mañanas, iba a la escuela. En las tardes, ayudaba a mi papá en la panadería, y en las noches, me dedicaba a mis creaciones, las cuales, vendía en línea.

Era muy poco lo que lograba dormir con el brusco giro de 180 grados que había dado mi vida. Mi mundo se encontraba de cabeza, literalmente, y me había vuelto dependiente de las bebidas energéticas para poder mantenerme en pie.

—¡Ya basta, Marinette!—me regañó la voz de Adrien, mientras me quitaba la lata que sostenía en mis manos.

—Devuélveme eso—le dije, con mi voz cansada.

—Es el segundo Monster que te bebes en el día, y ya van tres días seguidos que te veo con una maldita bebida energética en las manos. ¿No sabes que te hacen daño? ¡Puedes tener un ataque cardíaco, Marinette, por Dios!

Me quedé sorprendida. ¿Adrien me estuvo observando los últimos días? ¿A mí? Debo estar soñando... En otro momento de mi vida, me habría quedado como una estúpida mirándolo, y habría confundido mis palabras, enfocándome solamente en el amor que aún sentía por él, pero en estos momentos, habían sentimientos más fuertes en mi pecho, que nublaban el amor hacia mi compañero de clase. Sentía amor hacia mi madre, mucho miedo de perderla, desesperación por no poder hacer más para ayudarla, me sentía asfixiada, me dolía hasta respirar, pero sabía que debía ser fuerte para poder ser el sostén de mi madre, como ella lo había sido conmigo toda mi vida.

—¿Qué te importa?—gruñí—Las necesito para poder poner atención en clase.

—Igual, no te sirven de nada, tus calificaciones han bajado.

—¿Cómo sabes eso?

—¡Porque pongo atención! Sé que has estado triste últimamente, y has alejado a todos de tu lado, comportándote como una versión barata de Chloe, incluso, alejaste a tu mejor amiga, Alya, pero yo sé que tú no eres así, Mari.

Mi boca estaba abierta, y mi corazón latía a mil por hora. En verdad me estaba prestando atención, conoce detalles específicos de mi vida escolar y social en las últimas semanas. Pensé, mientras sonreía como estúpida.

Mi vida se había vuelto una mierda, pero aún seguía enamorada de él, y el hecho de que estuviera poniéndome atención, aún cuando solo se trataba de una simple preocupación de amigo, me alegraba un poco el corazón.

—Adrien, aprecio mucho tu preocupación, de verdad, pero estoy bien—mentí, mi prioridad en esos momentos era juntar cada pedazo de mí que había roto, y pegarlos, para poder seguir adelante, salvarle la vida a mi mamá, y hacerla sentir orgullosa de mí.

—No, Marinette, no lo estás.

—¡Déjame en paz!

—Deja de fingir.

My Reason to SurviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora