Capítulo 15

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Marinette:
Había decidido permitirme ser feliz, y hacer felices a todos a mi alrededor, ya que a final de cuentas, mi sufrimiento les estaba haciendo daño. Adrien se abrazó lo más que pudo a mí, y mi mamá sonrió al ver que yo no lo repelí al insante.

—Veo que alguien siguió mi consejo—dijo mi mamá, alegre—me hace muy feliz que, finalmente, te permitas a ti misma amar, y ser feliz.

—Ya era tiempo—dijo Adrien, y besó mi cabeza—Y en otras buenas noticias, tu hija mañana inicia terapia, Sabine.

—Eso ya lo sabía—contestó ella, con dulzura.

—¿Cómo te sientes, mami?—pregunté.

—Mucho mejor, cielo, lo peor ya pasó—dijo, y suspiró—Por más que adore tu presencia aquí, imagino que llevas horas aquí, sin comer.

—Comí hace como media hora, mamá—anuncié—Adrien, Aya y Nino me obligaron.

—Oh, vamos, comiste con gusto—dijo mi novio, mientras se reía, y besaba mi frente—A demás, tú también me obligaste a comer.

—Porque estabas como tonto mirándome.

—Estaba admirando la belleza de mi hermosa novia.

—Ahí te doy la razón—comentó mi mamá, y dejó salir una débil risita—mi hija es hermosa.

—¡Mamá!—dije, cubriendo mi enrojecido rostro.

Pasamos un rato conversando, y riendo juntos, hasta que finalmente, llegó una doctora para decirnos que solo una persona podría quedarse.

—Cariño, sé que a noche no lograste dormir nada—dijo mi mamá, disparando una alarma en mi pecho.

Los amargos recuerdos de lo ocurrido la noche anterior me invadieron, y Adrien lo notó.

—Tampoco creo que haya dormido—comentó el chico—estaba muy inquieta la última vez que la vi ayer.

—No dormí—reafirmé, y sentí como la mano de Adrien apretó la mía.

Él era tan bueno, tan comprensivo conmigo... incluso después de que casi lo traicioné, ahí estaba él, listo para salvarme de mis propias locuras. Sabía que él era demasiado bueno para mí, y que yo no merecía que él me amara, sin embargo, él lo hacía, y no parecía dispuesto a dejarme sola jamás. Sabía que era egoísta de mi parte el decidir estar con él, después de todo el daño que le había causado, pero a estas alturas, ya no me importaba si estaba bien o mal... solo quería estar con él, y vivir lo que claramente sentíamos el uno por el otro.

Apreté su mano de vuelta, y recosté mi cabeza en su hombro. Un "te amo" sé escapó de mis labios, en forma de un susurro casi imperceptible, ante lo cual, él sonrió.

—Yo también te amo, princesa—dijo, y besó mi frente.

Mi mamá nos sonrió, y apretó fuerte mi otra mano. Me alegraba saber que estaba más tranquila, al verme mejorar psicológicamente.

—Cielo, mañana irás a terapia, necesitas descansar—dijo mi mamá.

—Sí, mami, iré después de la escuela.

—No, no iremos a la escuela mañana—comentó Adrien—La sesión es a las 9:00 A.M. Y de ahí, podemos venir a ver a tu mamá.

—Pero... ya faltamos hoy—comenté—los cuatro perdimos el día escolar, y mañana ¿también?

—Alya y Nino irán a clase mañana, pero me gustaría acompañarte a terapia, si no te molesta—dijo Adrien.

—No, no me molesta—concluí, luego de dar un largo suspiro—Al fin y al cabo, no es lo peor o lo más vergonzoso que me hayas visto hacer.

My Reason to SurviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora