Capítulo 12

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ChatNoir:
Estaba molesto con Marinette, pero no al punto de querer terminar nuestra relación, y no iba a dejar que arruinaran su vida de esta forma.

El hombre me observaba, como quien observaba a un tonto, todo sus ojos, y estiró su mano.

—El novio de esta chica sí que es un cornudo imbécil—dijo, alzando los hombros—Tu florecita podrá valer €100,000, pero no €200,000. Acepto el trato del venado. Me dan el dinero, y aquí no pasó nada.

—Sabia decisión—dijo ChatNoir, y deslizó la pequeña maleta hacia el hombre—Y nadie debe de enterarse de lo que esta chica estuvo a punto de hacer.

—Lo mismo digo: nadie debe de enterarse de que pago por la virginidad chicas menores de edad.

—Cuente con nuestro silencio, siempre y cuando nos ignore, claro está.

—Trato hecho.

El hombre se marchó, y ChatNoir se giró, para posar su furiosa mirada en mí. Intenté disculparme por mentirle, pero ningún sonido logró salir de mi boca.

—Silencio... discutiremos en tu casa—me ordenó, y yo asentí.

Me cargó, y sentí como su cuerpo fue sacudido por un escalofrío, cuando yo me abracé a él. Me llevó, saltando por los tejados, hasta mi habitación.

—¿Dónde está tu familia?—me preguntó.

—En el hospital—tartamudeé.

—¿Y no se supone que tú debías estar con ellos en este momento, en vez de estar en un cuarto de hotel con un asesino pedófilo que podría ser tu padre?—preguntó, con la molestia siendo muy notoria en mi voz.

—Yo... lo siento... no sé en qué estaba pensando cuando acepté esa asquerosa propuesta—dije, sin poder mirarlo, y con las lágrimas presentes en mi rostro—Te juro que en cuanto Lila me avisó que sería esta noche... me arrepentí, y traté de echarme para atrás, pero...

—Estábamos lidiando con gente peligrosa.

—¿"Estábamos"?

—Sí, donde sea que estés tú, estoy yo, y sí, me molesta que hayas intentado venderte, pero no te culpo... no estás bien, no eres tú misma, necesitas terapia.

No era justo. No merecía que él fuera tan comprensivo conmigo. ¡Joder! Me había aguantado demasiado, y siempre me justificaba todo... No era justo para él. Me hervía la sangre el poder que yo tenía sobre él... no quería que él fuera así, solo quería que se alejara, hasta que yo sanara, y pudiera convertirme en la novia que él merecía.

—¡Deja de justificar todas las estupideces que hago!—exploté—¿Te das cuenta de lo que casi hice, Adrien? ¡Casi me prostituí! ¡Casi me acosté con otro hombre! ¡Casi te puse los cuernos! ¿No sientes ni un poquito de rabia?

—Siento rabia, pero no es contra ti, como ya te dije, es contra Lila. Ella te manipuló, y te amenazó. Solo estoy tratando de ser justo.

—Adrien, quiero terminar—le dije, de una.

—¿Perdona?

—No quiero verte, al menos, hasta que termine mi terapia psicológica, la cual, iniciaré pasado mañana, lo juro, pero no quiero hacerte más daño.

—Créeme, duele más no verte, que verte mejorar poco a poco—dijo, y acunó mi rostro—Yo quiero estar contigo en tu peor momento, para poder merecerte en el mejor, ¿entiendes? Te amo, Marinette, no te voy a dejar sola.

Acortó la distancia entre los dos, y antes de que me diera cuenta, sus labios ya estaban sobre los míos. Succionaba mi boca con dulzura, y mis manos se aferraron a su espalda, atrayéndolo más hacia mí.

My Reason to SurviveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora