Capítulo 08

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Estaba determinado a cambiar el futuro, no era una tarea fácil para una sola persona, pero no existía otra opción con la cual vivir, Alice dijo que yo no era lo suficientemente fuerte para alejarme de la chica, le probaré que estaba equivocada, pensé que el primer día sería el más difícil, no estuve equivocado, comprobé que su declaración era completamente enserio, me ignoró desde el primer momento, sabía que la había herido, me conformé con el hecho de saber que su dolor no sería más que un pinchazo, comparado con mi dolor, Breena era humana y ella sabía que yo no lo era o al menos lo sospechaba, debería estar aliviada por tenerme lejos, ella no volvió a hablarme, ni siquiera a mirarme. Esa tarde, apenas acabaron las clases, dejé de interpretar al humano, corrí hasta Seattle, parecía que podía manejar el dolor levemente mejor si volaba sobre los campos, esa carrera se había convertido en un hábito diario. ¿La amaba? No lo creo, al menos no todavía, tenía grabadas las visiones de Alice y lo peor es que podía ver cuán fácil era poder enamorarse de Breena, era exactamente como caer, no requería esfuerzo alguno, el resistirme a su amor era como luchar contra la gravedad, más de un mes había pasado y cada día era aún más difícil, no le veía ningún sentido, el dolor no se volvía más llevadero, en cambio se incrementó, seguro que a esto se refería Alice cuando predijo que yo no podía estar lejos de la chica, había visto todos los tipos de dolor por los que yo pasaría, mas no contó con que yo podía vivir con el dolor, eso era preferible a destruir el futuro de Breena, si mi destino era amarla. Entonces... ¿El alejarme no sería lo mejor que podía hacer? Evitarla estaba al límite de mis capacidades, aunque podía pretender que no existía y no mirarla en absoluto, como si no me interesara, pero era mentira, no era una realidad, porque estaba completamente pendiente de cada respiro que daba, cada palabra que salía de sus labios, la gran mayoría de mis pensamientos se centraban en ella, se había vuelto el centro de mi universo.

Entonces, dividí mis tormentos en cuatro categorías, las primeras dos eran familiares, su esencia y su silencio, visto de otro modo, para tomar mi parte de la responsabilidad: mi sed y mi curiosidad. Ya me había acostumbrado a no respirar en la clase de biología, por supuesto, siempre había excepciones, cuando necesitaba hablar o responder una pregunta, cuando esto sucedía la sed me quemaba como el primer día, necesitaba todo mi autocontrol para mantener la cordura; la curiosidad era el más constante de mis tormentos, la pregunta jamás abandonaba mi mente. ¿Qué estará pensando ahora? Cuando la escuchaba suspirar, cuando jugaba distraídamente con su cabello, cuando corría para no llegar tarde, cuando se recostaba en el escritorio para descansar... Cada uno de sus actos eran como un misterio enloquecedor, cuando hablaba con otros analizaba cada una de sus palabras, su tono de voz.  ¿Ella les hablaba sinceramente o se reservaba algún comentario? A menudo sentía que no estaba diciendo lo que en realidad pensaba, eso me hacía recordar a mi familia y nuestro constante vivir en mentiras. ¿Por qué tenía ella que interpretar un rol? Ella era igual a ellos, solamente una adolescente humana, aunque a veces notaba que prefería estar sola, parecía querer escapar de los demás, otras veces me sorprendía por lo amable y paciente que podría ser. 

Mike Newton era el más sorprendente de mis tormentos. ¿Quién habría imaginado que semejante genérico y aburrido mortal podría ser tan fastidioso? Para ser justos, debería sentir un poco de gratitud hacia el molesto chico más que con los otros, él mantenía a la chica hablando, aprendí mucho de ella en estas conversaciones, ella nunca abandonaba su zona de confort, intentar cambiar de tema o de pleno regañar a Jessica cuando hablaba de alguien con crueldad, regalarle una amable sonrisa a los profesores, el desinterés y la valentía que la separaban del resto de los humanos, el chico nunca escuchaba la anormal madurez de sus palabras, cuando ella hablaba de su madre, era como si hablara de una niña, hablaba con amor, indulgencia, un poco de diversión y protección, él no escuchaba la paciencia en su voz cuando tenía que fingir interés en sus historias y nunca imaginó la amabilidad tras esa paciencia... Cosas en las que el chico no parecía reparar, con estos pequeños gestos fui capaz de agregar otra cualidad a mi lista, la más reveladora en realidad, Breena era buena, todas las otras características eran agregadas a eso: amable, desinteresada, adorable y valiente...

ICE BLOODDonde viven las historias. Descúbrelo ahora